Las pruebas de consumo no tienen un valor absoluto, sirven más bien para saber que coches gastan más o menos que otros comparándolos. Esto es aplicable a las pruebas homologadas que hacen los fabricantes tanto como a las que hacemos los periodistas.
Los consumos reales dependen de multitud de factores: Estado del coche, tipos de vías, altura sobre el nivel del mar, estilo de conducción y, por supuesto, la velocidad. El coche del que nos hablas en condiciones óptimas puede llegar a consumir alrededor de 5,5 litros cada 100 km a un ritmo de 100 km/h. Pero si el coche no está bien, el recorrido tiene curvas y desniveles, vas con más carga que el conductor y te gusta acelerar, pues el fácil que llegue a los 10 litros cada 100 km, o lo que es lo mismo, 10 km por cada litro.