
Se cumplieron los rumores, y Ford ha sorprendido a todos con su espectacular Ford GT, un supercoche con motor central que tiene mucho que ver con el Ford GT 40 desde el punto de vista histórico –se lanzará en 2016 para celebrar el 50 aniversario del triplete de Ford en las 24 Horas de Le Mans en 1966–, pero muy poco en el plano técnico.
Para empezar, el nuevo Ford GT se pasa a la construcción ligera en fibra de carbono y aluminio, con una carrocería tan aerodinámica y afilada como futurista, en la que no faltan los faros LED, algunos rasgos de diseño que recuerdan claramente al primer GT 40 –forma de los grupos ópticos traseros, tomas de aire– y puertas en apertura vertical, no articuladas en el techo, sino en su parte delantera, de tipo "tijera".

Y no, no busques un V8 bajo el capó trasero. Tampoco un sistema de propulsión híbrido. El nuevo Ford GT equipará un V6 Ecoboost de gasolina con doble turbocompresor, pero tranquilo, que por caballos no será: con 600 CV, se convierte en el motor EcoBoost de producción más potente. De momento nos quedamos con las ganas de saber algo más sobre sus prestaciones.

El salto de lo retro a lo futurista no sólo se percibe en la carrocería: si el diseño de la carrocería enamora a primera vista, el interior, al menos en fotografía, no parece el de un supercoche, pero más por el diseño que por la tecnología aplicada, incluyendo instrumentación virtual y lo último de Ford en conectividad, el sistema SYNC 3 de Ford. . Sólo el volante, plagado de botones y achatado en su parte superior e inferior, deja claro que nos sentamos en un "aparato" muy especial.

Por lo demás, el Ford GT viene "de serie" con frenos cerámicos, y unas preciosas llantas de cinco radios dobles que equipan unos neumáticos de lo mejorcito que se puede encontrar hoy en día para deportivos de calle de altas prestaciones, los Michelin Pilot Sport Cup 2, con un compuesto y una estructura diseñados específicamente para este coche.