Es uno de los aspectos más importantes de las bodas. La novia tiene que viajar cómoda y hay que impresionar a todos los invitados a su llegada a la ceremonia.
El coche se puede convertir en una de las piezas más importantes dentro de los preparativos de una boda. Aspectos como el tipo de vehículo, a quién alquilárselo, la persona que se encargará de su decoración o de conducirlo son cosas que deberemos tener muy en cuenta. Vamos a repasarlas para que no te quede ninguna en el tintero.
El tipo de coche
Quizás esta sea la primera pregunta que deberás realizarte a la hora de empezar con el tema del coche. Aquí siempre dependerá de la temática que tenga tu boda, ya sea más tradicional donde ganan peso los coches clásicos o más moderna con un vehículo lujoso y que se acerque más a lo que vemos habitualmente en las carreteras.
Fuera de estos tópicos también puedes optar por coches más deportivos, aunque sabiendo que el espacio no es su punto fuerte, o descapotables, que podrían jugar una mala pasada a la novia después de tantas horas preparándose en la peluquería. Tampoco son muy recomendables en este punto los SUV, no por su tamaño que suele ser bueno sino porque el acceso al habitáculo es más complicado al ser más altos.
¿Dónde lo alquilo?
En este punto tienes varias opciones: particulares, empresas o los propios establecimientos de bodas. Nosotros en un principio descartaríamos a los primeros. Es verdad que su precio puede ser menor que las otras opciones, pero es muy probable que no puedan contar con otro vehículo de sustitución en caso de que el contratado se averíe.
Dentro del sector de las empresas depende del tipo de coche que hayas elegido en el primer punto. Sobre clásicos hay muchas que puedes encontrar fácilmente por internet con coches de muchos tipos y épocas. Con los modernos tenemos las mismas que nos alquilan los coches en nuestras vacaciones e incluso algunas como Avis tienen un servicio especial de bodas con más ventajas.
Por último nos quedarían los coches que te pueden ofrecer junto a otros servicios como el restaurante. En este caso puedes conseguir un descuento en el precio al contratar más productos y además te aseguras que estarán en la misma localidad donde se celebra la boda.
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El contrato de alquiler
Ya hemos elegido el coche y también dónde lo vamos a alquilar. Lo primero antes de nada es comparar precios. Al igual que habrás hecho en otros apartados como el vestido, el comedor o el lugar de la celebración, es recomendable buscar varias empresas para elegir la que mejor se adapta a tu presupuesto.
Después te toca estudiar los contratos para no tener ningún problema el día de la boda, no te lo podrías perdonar nunca. Con los coches clásicos es importante saber que cuentan con todos los papeles para poder circular sin problemas y si existe la posibilidad de cambiarlos por otros en caso de sufrir una avería. Aunque está última también podría ser extensible a otro tipo de vehículos más modernos.
Otro aspecto importante es estudiar el número de extras que te ofrece cada empresa. Muchos incluyen en el precio la decoración tanto del exterior como del interior, incluso si cuentan con algún tipo de obsequio en su habitáculo como pueden ser unos bombones o el champan para brindar una vez dado el “si quiero”.
Finalmente te aconsejamos que lo alquiles con mucha antelación, por lo menos unos seis meses antes de la celebración. Con esto evitarás que muchas empresas tengan alquilados ya sus coches y siempre tendrás un catálogo mayor para poder elegir el que más te guste.
El conductor
Dentro del contrato de alquiler, y sobre todo con el tema de los coches clásicos, muchas empresas suelen ofrecer los servicios de chofer. En estos casos certifica que estás ante profesionales con varios años en la profesión y nunca está demás consultar varios foros de internet buscando opiniones.
En caso de no contar con un chofer profesional, a la hora de firmar el contrato de alquiler debes dejar bien claro quién será el conductor para no tener problemas con los seguros. En este apartado es importante elegir a una persona que conduzca bien –algo que se da casi por hecho- y además que sea tranquila para que pueda calmar a los novios en caso de que se produzca alguna crisis inesperada.
