Jaguar estrenó el año pasado un avanzado motor V6 Diesel de 3 litros con inyección por conducto común de tercera generación (2.000 bares e inyectores piezoeléctricos) y doble turbocompresor en función del V6 de 2,7 litros con el que se lanzó en 2008, del que ofrece dos variantes, una con 240 CV y 500 Nm de par máximo y otra con 275 y 600 Nm. Muy cercanas en potencia, pensé (y escribí) en su momento, pero ahí están, con una diferencia en prestaciones (7,1 segundos en el 0-100 km/h para el de 240 CV por 6,4 en el de 270 CV, y velocidades máximas de 240 y 250 km/h respectivamente) mayores de lo que se podría pensar dada la diferencia de caballos, y con idénticos consumos —por cierto, muy buenos, con 6,8 l/100 km de media—. Y el caso es que las dos van de fábula.
Ahora Jaguar acaba de anunciar una nueva versión con 211 CV y 450 Nm que, por cómo van las anteriores, también debe ser una maravilla en cuanto a suavidad y agrado de conducción, y apenas pierde prestaciones respecto a la variante de 240 CV. Curiosamente, los consumos son los mismos para las tres variantes. Pero hay algo que no me cuadra.
¿Dónde está el problema —os preguntaréis—, cuando cada vez son más las marcas que ofrecen hasta tres versiones de potencia del mismo motor turbodiésel simplemente con algunos retoques electrónicos? Pues problema ninguno, pero me parece una auténtica pasada cobrar casi 6.000 euros más por los 29 CV que ofrece la variante intermedia a igualdad de equipamiento. Sí, me he revisado con lupa la carpeta de prensa con las especificaciones técnicas y los equipamientos de la nueva gama para 2010. Y aunque dada la diferencia de precio esperaba que el V6 de 211 CV se hubiera pasado a un sistema de turbo simple, o se hubiera reducido el equipamiento de serie respecto al de 240 CV, la única diferencia que he encontrado es que el primero acelera algo menos. Si tengo la ocasión, pasaré por un concesionario; me gustaría escuchar la explicación de un comercial intentando justificar los 206 euros que cuesta cada caballo adicional de la variante de 240 CV.
La ventaja para los nuevos clientes (los que acaben de comprarse el de 240 CV pueden estar un poco “mosqueados”) es que Jaguar ya tiene un XF 3.0 Diesel con un precio de salida —49.500 euros para la versión Luxury— comparable al de los Audi A6 y BMW Serie 5 diesel con seis cilindros. Lo curioso es que el camino elegido para ofrecer esta atractiva versión por debajo de 50.000 euros no haya sido limitar el equipamiento de serie, sino reducir la potencia mediante una simple reprogramación electrónica (inyección y soplado del turbo, no hace falta más) para quedarse en esos 211 CV.
