Este fenómeno hace que las distintas capas de aire no se mezclen entre sí, de modo que haya un tapón sobre la ciudad que impide la disipación de sustancias contaminantes.

Madrid ha entrado en el primer nivel del protocolo de anticontaminación, que limita la velocidad de la M-30 a 70 km/h en lugar de 90 km/h. Un escenario que ha puesto en pie a muchos negacionistas, que creen que la boina no puede haber sido producida por el tráfico rodado, ya que durante la última semana, a consecuencia de Filomena, la movilidad se redujo bastante. Pero estos se equivocan, seguramente porque desconocen el término ‘inversión térmica’.
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¿Qué es la inversión térmica? Se trata de un fenómeno natural que a efectos prácticos produce que los gases NOx puedan fugarse hacia arriba. Esto se debe al frío nocturno, que hace que la superficie terrestre (ahora cubierta de hielo) transmita esa temperatura a la superficie de aire inmediatamente superior. Una capa tan fría que impide que ese aire no se mezcle con la capa superior, más cálida. Al haber distintas densidades de aire no hay mezcla y esto hace que la contaminación producida por el tráfico rodado (un 77% del total, según el Ayuntamiento de Madrid) no suba y se disipe.

La capa de hielo que hay en Madrid es especialmente perjudicial para lograr el objetivo de eliminar la contaminación. Esto se debe a que el sol se encarga de calentar la superficie terrestre, de modo que igualaría la temperatura del aire más próximo al suelo con el inmediatamente superior. El problema es que con el hielo, la superficie terrestre se mantiene fría, haciendo imposible revertir la inversión térmica.
A todo esto hay que sumar la ausencia de viento, que impide disipar la contaminación de manera lateral, por lo que esas partículas perjudiciales para la salud se mantienen suspendidas en el aire durante más tiempo. Las calefacciones tampoco han ayudado: en esta ola de frío producida por el anticiclón posterior a Filomena, el consumo se ha disparado, de modo que este efecto contaminante es aún mayor.

Pero entonces, si se ha reducido la movilidad, ¿cómo es posible que haya tanta contaminación? La respuesta es muy sencilla: al haber un tapón, por pocos coches que haya, todo lo que emitan se queda entre nosotros. Así que la reducción de movilidad ha sido positiva para que la calidad del aire no sea aún peor en estos días.
Ahora bien, ¿cuándo debería revertirse este fenómeno? Las previsiones indican que el miércoles, con las abundantes lluvias que se esperan, el hielo se disipe y se produzca unas temperaturas más regulares entre las distintas capas de aire que conforman el cielo de Madrid, de modo que ese ‘tapón’ que hay sobre la ciudad quede eliminado y permita mejorar la calidad del aire.
No creo que sea negacionismo, sino un hecho demostrable, el decir que la mayor parte de la contaminación de NOx en estos días en que no ha habido casi ningún tráfico rodado por la nevada se debe principalmente al mayor uso de las calderas de gas de las calefacciones. En particular las calderas de gas antiguas son las mas contaminantes. En Madrid hay muchas. Se puede comprobar que los mayores indices de contaminación se han dado al anochecer cuando menos trafico hay y en cambio se utilizan mas las calefacciones. El fenómeno de inversion térmica se da normalmente al amanecer. Reducir la velocidad en la M-30 de 90 a 70 km/hora, precisamente no reduce la contaminación, pues la mayor parte de los motores de combustión están diseñados para optimizar su rendimiento a 90 km/h. Contamina mas tener semáforos en la M-30, por ejemplo. ¿Quizá se debería prohibir el uso de las calderas de gas? No se si a las compañías de gas les gustaría.