Ha habido otros intentos, pero finalmente ha sido Ford la primera marca que se ha decidido a anunciar la comercialización del primer airbag de cinturón. Inicialmente este nuevo cinturón de seguridad “inflable” será opcional en la próxima generación del Explorer, que debe ver la luz el año que viene (veremos si antes no se acaba adelantando algún rival), aunque la idea es ofrecerlo a corto plazo en toda la gama de vehículos.
Según Ford, con este sistema, inicialmente destinado a los pasajeros de las plazas posteriores, se puede reducir la fuerza que el cinturón ejerce sobre el cuerpo del pasajero hasta en cinco veces. Y lo mejor parece ser que, debido al propio acolchado de la cinta, el airbag de cinturón es mucho más cómodo que un cinturón convencional, lo cual podría elevar la tasa de utilización de este importante sistema, que en los EE.UU. sólo utilizan un 61 por ciento de los conductores en las plazas posteriores.
El airbag de cinturón funciona bajo el mismo principio que cualquier otro airbag del vehículo (ya los hay de rodilla, de volante, de cortina, de techo…), aunque en este caso el aire que infla la bolsa con forma tubular no procede de una reacción química, sino de un pequeño depósito de gas comprimido que se libera cuando un acelerómetro detecta que ha existido una colisión. El tiempo necesario para que se infle la bolsa es de 40 milisegundos. Tras los tensores pirotécnicos, que tensan el cinturón instantes antes de que se produzca un impacto, la llegada de este nuevo airbag puede hacer cobrar aún más protagonismo al sistema de seguridad pasiva que más vidas ha salvado desde su aparición hace ya más de 50 años.