Llegaron a venderse hasta 2.000 unidades de manera limitada y se desarrolló bajo un enfoque completamente recreaciones

El Smart Crossblade es uno de los coches más extraños que se han fabricado. Se presentó en el Salón de Ginebra de 2001 como un simple concept car, pero la idea recibió una buena acogida y, finalmente, se produjo en serie, aunque con una tirada muy limitada. Su precio duplicaba al del Smart Fortwo en el que se inspiraba, lo que lo convierte en uno de los modelos más raros y exclusivos de la historia de la marca.
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Un Smart sin parabrisas, sin techo y sin puertas
Construido sobre la base del Smart Fortwo, se desmarcaba con detalles únicos como la ausencia total de parabrisas, techo o puertas. Con semejante configuración, llevar gafas era casi obligatorio… y quizá hasta un casco habría sido buena idea.

Este “espíritu buggy”, aumentaba con la incorporación de protecciones laterales que sustituían a las puertas. Para acceder al interior debías abrirlas inclinándolas hacia arriba, en forma de tijera, como los Lamborghini.
Para proteger su interior de las inclemencias del tiempo, el Crossblade contaba con una lona ligera que cubría el habitáculo mientras estuviera aparcado -probablemente en alguna playa expuesto a temperaturas de 40 ºC-.
Súper exclusivo

La carrocería se ofrecía en un único color: plata oscuro y negro, con los bajos sin pintar. En contraste, el interior destacaba por su tapicería roja resistente al agua, aunque el aspecto del habitáculo era muy similar al de un Fortwo convencional.
En la parte trasera no había luneta, sino una tapa con alerón tipo “cola de pato”, pero conservaba los elementos característicos del modelo convencional como los faros delanteros y los pilotos traseros. Eso si, estos ya formaban parte del diseño final del restyling del modelo lanzado en 2002.
Con lo justo para poder matricularse

Para que pudiera llegar a la calle, Smart introdujo algunas modificaciones respecto al prototipo. Se añadieron guardabarros sobre las ruedas delanteras, las llantas se rediseñaron y el escape se desplazó de la posición central. Aun con estos cambios, el Crossblade seguía siendo un coche radicalmente distinto a cualquier otro.
El Crossblade montaba un motor tricilíndrico de gasolina desarrollado junto a Brabus, preparador de Mercedes, con 71 CV, el más potente de la gama en aquel momento. Alcanzaba una velocidad máxima de 135 km/h -sí, era apto para autopista- y, con apenas 2,5 metros de largo y 1,5 de ancho, sus proporciones lo convertían en un coche realmente compacto.

Montaba unas llamativas llantas de tres radios y 16 pulgadas, muy deportivas para su tamaño. En materia de seguridad, la dotación era limitada: dos airbags y la célula de seguridad Tridion típica de Smart que protegía a los ocupantes en caso de impacto.
Solo se fabricaron unas 2.000 unidades entre 2002 y 2003. Hoy, los Crossblade que sobreviven se venden en el mercado de ocasión por entre 20.000 y 30.000 euros, un precio a pagar a causa de la exclusividad.
Herederos conceptuales

Smart volvió a coquetear con esta idea años más tarde con dos prototipos:
- Smart Forspeed (2011): descapotable, con parabrisas rebajado, techo inexistente y un volante recortado por arriba.
- Smart Forease (2018): cabrio, eléctrico y radical, presentado en el Salón de París.
Ninguno de ellos llegó a producción, pero mantuvieron vivo el espíritu rompedor del Crossblade.
Ejemplos en la actualidad

Un heredero moderno de esa filosofía es el Citroën Ami Buggy, un microcoche eléctrico urbano que lleva la idea playera al extremo. Se vende sin puertas, sin techo y con barras metálicas en lugar de cristales, acompañado de una lona ligera para cubrir el techo y soluciones tan curiosas como la apertura con una cinta textil desde el interior, al estilo de los coches de carreras.
Frente al Ami convencional, añade detalles exclusivos que refuerzan su carácter desenfadado: llantas doradas de chapa de 14 pulgadas, un pequeño alerón de plástico y vinilos fosforitos en la edición especial Palmeira. Con este aspecto único y radical, el Ami Buggy se convierte en un juguete urbano imposible de pasar desapercibido. Hacerte con uno nuevo resulta bastante más económico que optar por el Smart de segunda mano; arranca en 9.590 euros.
¿Un posible regreso?

Con el anuncio del nuevo Smart #2 eléctrico, heredero espiritual del Fortwo, surge la pregunta: ¿volveremos a ver un descapotable urbano tan loco y radical como el Crossblade? Quizá la movilidad eléctrica acabe siendo el escenario perfecto para rescatar este tipo de ideas.
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