Si estás pensando en dar el salto a la electrificación, es imprescindible que conozcas en qué consiste la carga trifásica.
Cada vez son más los fabricantes de automóviles que están actualizando sus gamas y apostando por la electrificación total en sus modelos. Esto hace que algunos usuarios tengan dudas sobre los tipos de carga. Hoy nos vamos a centrar en la carga trifásica que consiste en la distribución de la corriente alterna en tres fases diferentes. De esta forma, se consigue que la corriente sea constante durante todo el proceso de carga.
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Este tipo de conexión permite enviar potencias de 11 kW o 22 kW aunque el voltaje normal es de unos 400 voltios. Esto permitirá que un coche podría cargar una batería completa en unas tres horas si se recarga a 11 kW o en hora y media si se recarga a 22 kW. Entre las caracteríticas de la carga trifásica destaca su estabilidad, su mejor rendimiento y una menor pérdida de energía en comparación con la conexión monofásica.
La principal ventaja de la carga trifásica es que permite reducir el tiempo de carga gracias a que la potencia es constante lo que a su vez proporciona una mayor potencia al motor que permitirá mejorar su rendimiento, su aceleración e incluso aumentar su autonomía.
Lo habitual es que en nuestras casas tengamos instalación monofásica pero si quieres poner un cargador trifásico tendrás que cambiar la instalación de tu vivienda. Esto podría tener un coste comprendido entre 350 y 500 euros de media. Esto además supone aumentar la potencia contratada, lo que repercutirá, notablemente, en tu factura de la luz e incluso en los equipos de carga trifásica que tienen un precio medio de unos 1.000 euros.
Antes de lanzarte a cambiar tu instalación monofásica por una trifásica debes tener en cuenta tus necesidades de carga y la demanda de energía que realmente necesites en tu casa. Si vas a cargar el coche fuera de casa, lo más probable es que puedas recargarlo en un punto semi-rápido y así no tendrás que desembolsar la instalación.
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