Solamente 22 unidades del Bentley Birkin Mulsanne rodarán por el mundo (aunque su venta se ha restringido a Europa). Esta edición limitada es el homenaje que la marca británica hace al primer "Bentley Boy", Sir Henry «Tiger Tim» Birkin, piloto de la marca en los años 20 y 30.
Bentley Birkin Mulsanne tendrá tres pinturas diferentes a elegir: Ghost White, Damson y una bicolor formada por los tonos Fountain Blue y el Dark Sapphire (recordando una viejo diseño de Bentley).
La numeración del Bentley Birkin Mulsanne estará colocada en los estribos y montará unas llantas exclusivas de 21 pulgadas. En el interior se han cosido “B alada” en tres dimensiones en los reposacabezas y viene incrustada en la madera del salpicadero delantero y las mesas de picnic traseras. También se ha incluido un juego de maletas a medida, numeradas y a juego con la tapicería interior.
Elementos que se ofrecen como opcionales en el Bentley Mulsanne se han colocado de serie en esta edición limitada como el Mulliner Driving Specification que adopta un modo Sport al coche, además de un acolchado en forma de rombo en los asientos y paneles de las puertas y una guarnición de piel en relieve.
Entre los elementos multimedia destacan las pantallas LCD de 8 pulgadas colocadas en la parte trasera de los reposacabezas delanteros, que se unen al reproductor de DVD, un punto de conexión Wi-Fi, el equipo de audio Naim e iPads integrados en las mesas de picnic de madera maciza.
¿Quién era Tim Barkin?
Sir Henry «Tiger Tim» Birkin está considerado como una leyenda del automovilismo y en su época (años 20 y 30 del siglo pasado) fue calificado como un icono de estilo sin ostentaciones y prototipo del piloto-caballero británico.
Birkin se compró su primer Bentley debido a su gran pasión por los coches. Más tarde fue implicándose en proyectos de la marca tanto en rutas por carretera como en los circuitos de carreras, siendo artífice del desarrollo del Bentley Blower de 1928. Para este modelo aconsejó aumentar la potencia de su motor 4.2 litros de los 132 CV que tenía, hasta los 245 CV gracias a la incorporación de un sobrealimentador.
Una vez desarrollado, Birkin convenció a Woolf Barnato, por aquel entonces dueño de Bentley, y a la inversora Dorothy Paget para producir 50 unidades, suficientes para poder homologar el coche en la carrera de Le Mans.