Le tocó la hora de la renovación al BMW X5. Cierto que mucha falta no le hacía, pues la actual generación apenas lleva tres años en el mercado. De ahí que estéticamente sea difícil distinguir el nuevo modelo, que se pondrá a la venta en abril, del actual.
Empezando por lo que menos cambia, exteriormente se distingue por unas mayores entradas de aire en el frontal, ligeras modificaciones en los paragolpes y la incorporación de diodos luminosos tanto en la luz diurna de los grupos ópticos delanteros como en los pilotos posteriores. En el habitáculo, otro tanto de lo mismo. Asientos en posición algo más elevada, nuevas decoraciones, algunos mandos revisados (entre ellos, el del sistema iDrive de gestión de los equipos de audio y navegación, que también pasa a ser el de última generación) y nuevos tapizados.
¿Para qué cambiar entonces el X5 si salvo la modificación del iDrive, ninguna es de importancia? Pues porque los avances que ha tenido BMW en estos dos últimos años en materia de motores, incluyendo la adopción de las medidas de ahorro de combustible agrupadas en el programa EfficientDynamics, sí son relevantes. Y si no, atento al dato. Sólo tienes que ver las modificaciones en la gama de motores diesel. El xDrive 30d, que mantiene la denominación, pasa de 235 a 245 CV, y el xDrive 35d de 286 CV deja paso a un nuevo xDrive 40d de 306 CV (a pesar de las denominaciones, se trata siempre del 6 cilindros de 3 litros, con turbo sencillo en la versión 30d, y doble turbo en el 40d). A pesar del aumento de potencia (con la consiguiente ganancia en prestaciones), los consumos descienden de 8,2 a 7,4 l/100 km en el 30d, y de 8,3 a 7,5 en el 40d. Casi un litro, que puede parecer irrelevante en coches de este tamaño, potencia y peso, pero no lo es tanto a la hora de pasar por el surtidor, con una autonomía “extendida”… o de pasar por caja. Sí, porque los dos diesel se quedan ahora por debajo de la barrera de los 200 g/km de emisiones de CO2, lo que hace que bajen del tramo impositivo que grava al 14,75 y pasen a tributar al 9,75 % en el impuesto de matriculación.
Aun así, no es de esperar que esa bajada repercuta en el precio final, entre otras cosas, porque el nuevo BMW X5 incorporará de serie la magnífica caja automática de ocho velocidades estrenada en el Serie 7 y que ya monta también el nuevo Serie 5 GT, que en parte, también es responsable de estos increíbles consumos.
En la gama de motores de gasolina también hay novedades, y tanto el actual xDrive 30i de 272 CV como el 48i con motor V8 de 355 CV ceden su lugar a las variantes 35i y 50i que ya lleva el X6, con la misma cifra de potencia, 306 CV para el seis cilindros y 408 CV para el V8, ambos con tecnología TwinPower Turbo (doble turbocompresor) e inyección directa.

BMW también anuncia para el nuevo X5 modificaciones en los reglajes del sistema de tracción xDrive, que distribuye la fuerza del motor de forma variable mediante un embrague de discos controlado electrónicamente, buscando un comportamiento más “neutro”.