Este motor combina las virtudes de las motorizaciones diésel y gasolina, lo cual permite hacer una mezcla pobre de gasolina y así lograr unos consumos bastante bajos sin prescindir de un comportamiento dinámico.

En el mundo del motor parece que todo está inventado pero hay marcas que todavía son capaces de sorprendernos. Ya lo hizo Mazda con el motor Skyactiv X, que logró hacer un motor gasolina con las ventajas de un vehículo diesel y ahora, ha optimizado esa creación con su evolución, denominada e-Skyactiv X, que posee la etiqueta ECO gracias a que cuenta con un alternador de 24V. Está disponible en el Mazda3 y en el Mazda CX-30.
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Básicamente, este motor lo que hace es trabajar con una mezcla pobre: la proporción de aire respecto a la gasolina en el cilindro es bastante alta, de modo que se produce un gasto de combustible inferior respecto a un coche normal, que necesita más gasolina para genera una explosión. El resultado es que se produce un consumo inferior de combustible.

Esto no es un gran descubrimiento, ya que las mezclas pobres en motores siempre se han estudiado. Pero el éxito de Mazda es lograr un gran rendimiento, ya que generalmente, los motores como este ofrecían unas prestaciones inferiores al no poder generar grandes explosiones dentro del cilindro. Un rendimiento que ahora, con el motor e-Skyactiv X, se ha mejorado.
¿Y cómo se ha conseguido esto? Mediante una mezcla de la tecnología gasolina y diesel: combina un sistema de encendido por compresión y por bujía. Además, cuenta con otras soluciones que optimizan su rendimiento frente al original Skyactiv X: los cilindros cuentan con sensores de precisión, las cabezas de los pistones han cambiado y utiliza una válvula EGR para aprovechar los gases limpios e introducirlos de nuevo en el motor. Otro detalle a destacar es el régimen de compresión con el que trabaja el motor, que ha sido reducido: 15.0:1 frente a 16.3:1.

El motor e-Skyactiv X cuenta con 186 CV (6 CV extra) y 240 Nm (+16 Nm) y pese a no tener turbo, consigue tener un buen nivel de par motor desde un régimen bajo. Es aquí donde más se aprecia “el milagro” que ha conseguido Mazda con este coche. La curva del par crece de forma más vertical para después sostenerse a un nivel superior durante todos los regímenes de vueltas. La potencia también se acrecienta respecto al motor predecesor.
Esto permite al Mazda 3 ofrecer más potencia que los Audi A3 35 TFSI, BMW 120i o Mercedes A200, pero al mismo tiempo un consumo y unas emisiones de CO2 inferiores. Esto mismo sucede con el Mazda CX-30 respecto a sus rivales de las marcas premium alemanas. Así que en este aspecto, la firma japonesa ha hecho un trabajo excelente para ofrecer mucha potencia por un precio inferior.
La prueba: nos montamos en un Mazda 3 con el motor e-Skyactiv X

Con un Mazda 3, hicimos una larga ruta por las carreteras secundarias de Madrid, donde probamos el rendimiento del coche sin mirar los consumos. Y sorprende cómo un motor sin turbo, que tiende a no tener fuerza a 1.500-2.500 revoluciones, aquí sí la tiene. El coche empuja con fiereza y de una forma muy progresiva, lo cual es fantástico para dominar desde el primer momento los impulsos de sus 186 CV de potencia.
Notamos cómo el motor responde bien en cualquier régimen de revoluciones, tal y como nos prometió Mazda. El brío del coche es mayor, a lo que hay que sumar que el buen chasis del Mazda 3 permite que uno pueda disfrutar y mucho de una carretera virada. Si ya optas por el cambio manual, la alegría será doble, ya que la firma nipona tiene uno de las mejores (si no la mejor) transmisiones manuales del mercado. Aunque si prefieres la comodidad de un cambio automático, este motor también se combina con una caja de esas características.

Otro detalle curioso lo encontramos en la pantalla de la consola central. Ahí, Mazda ha instalado un menú que permite ver el llamado ‘Energy Flow Monitor’, que permite observar si el coche está funcionando mediante compresión o bujía, además de observar el trabajo del alternador de 24V, que electrifica el coche y le otorga un apoyo en aceleraciones.
Nosotros firmamos un consumo final de 6,8 l/100 km, aunque esta cifra, viendo la dureza del recorrido y que no tuvimos reparos a la hora de pisar el acelerador, nos parece bastante buena y, por supuesto, mejorable mediante una conducción más eficiente y en trazados más amigables. Me parece que los 5,3 l/100 km que homologa el coche son alcanzables.