¿Y qué tiene que ver esto con los coches? Más de 700 personas están en la cárcel por delitos de tráfico (seguramente, como debe ser), otros muchos miles no han ido por no tener antecedentes pero, eso sí, como te pases corriendo eres un criminal en potencia y tus posibilidades de ir a declarar delante de un juez o de ir a dar con tus huesos en la cárcel son miles de veces más altas que si te dedicas a incendiar bosques.
Hay dos cosas claras: Una, incendiar bosques es un delito en toda Europa y en todo el mundo, que yo sepa. Y los costes en vidas y en bienes son altísimos. En cambio ir a 181 km/h es legal en Alemania (el país más grande de la UE, con más carreteras y con más tradición automovilística), te puede costar unos poco euros en Italia (o ni eso, siempre he dicho que en Italia se disfruta de una velocidad libre encubierta)… Pero en España te puede llevar a la cárcel.
Pere Navarro y su equipo criminaliza la velocidad, pone radares en lugares donde no hay accidentes, da instrucciones a los agentes para hacer lo propio, busca la forma de “industrializar” la gestión del cobro de multas, falsea (o antes o ahora, son falsas) las estadísticas y todo ello, según él, para conseguir que los conductores circulen más despacio; según nosotros, para ganar dinero (más del doble se va a recaudar en sanciones este año frente a 2008).
Más de uno podría pensar que Pere Navarro o miente o es tonto. El efecto principal de los radares es aumentar la recaudación y decir lo contrario es mentir. Y, en efecto, se ha conseguido reducir la velocidad en autopista y autovías… ¡Pero la gente se sigue matando en las carreteras! Poner radares en autovías y autopistas y no en las carreteras donde se mata el 70 por ciento de la gente, es de tontos.