María de Villota consiguió cumplir el que fue su sueño desde que era pequeña: pilotar un coche de F1. Nunca dejó de luchar, de entrenar, de trabajar en la escuela familiar de conducción y de hacerse con un hueco poco a poco en un mundo de hombres. Sin embargo, el pasado 3 de julio la piloto de pruebas de la escudería Marussia, sufrió un grave accidente con su monoplaza mientras hacía unos test en Duxford. Hoy, explica en rueda de presa cómo afronta lo pasado, y el futuro.
( Auto10 )María, serena, natural, y sin perder la sonrisa, sentada entre el Presidente de la Federación Española de Automovilismo y el Secretario General de Deportes, y en presencia de su cirujano, el Dr. Casado, lo primero que hacía era dar las gracias a todos por su asistencia y apoyo, y después procedía a relatar cómo fue su experiencia al recuperar la consciencia y tener que afrontar la dura realidad.
“Al despertar se me acercó un cirujano y me dijo: Te hemos salvado la vida, pero has perdido el ojo’. Yo le dije: ‘¿Usted es cirujano verdad? Y usted, ¿necesita las dos manos para operar, verdad?; Pues yo soy piloto, y necesito los dos ojos para conducir”, “como si el pobre hubiera tenido alguna opción de poder hacer algo”, contaba María, con toda naturalidad.

“Luego van pasando momentos, y ves los ojos con los que te miran tu familia, tu novio…como si realmente fueras un milagro. Y te das cuenta que ves más que antes”. “Yo antes sólo veía la Fórmula 1, sólo me veía encima de un coche compitiendo, y ahora veo lo realmente importante, que estoy viva”.
De sus lesiones habló, el Dr César Casado, jefe del Servicio de Cirugía Plástica, Estética y Reparadora del Hospital La Paz de Madrid, que se encargó de la reconstrucción del rostro de María tras el accidente y tratar de “recuperar la normalidad cuanto antes”.
“María sufrió fracturas craneales, faciales y orbitáreas, y pérdida del globo ocular. Necesitará prótesis y ha perdido el sentido del olfato. Quedan secuelas graves, y muchas de ellas son permanentes”, explicaba Casado.

María de Villota muestra en todo momento la calma, y sus ganas de vivir esta nueva oportunidad al “al 100%”, el hecho de que no ha perdido la ilusión y mucho menos la pasión por el deporte al que ha dedicado su vida del que dice “ha de ser el momento de las mujeres” y seguirá “luchando por ver figuras femeninas en las parrillas de la Fórmula 1” que sirvan de ejemplo a las niñas que hoy en día ya entrenan en los kartings y no tienen referentes.
Sobre el siniestro de Villota, se solicitó que no se hicieran preguntas ya que está abierta una investigación actualmente. Pero sobre cómo afronta los hechos pasados y los que están por venir, María de Villota comentaba: “Recuerdo la primera vez que me vi en el espejo. Mi madre me acercó en silla de ruedas para ayudarme y no tenía tapado el ojo".
Llevaba 140 puntos en la cara, y me quedé aterrada. Pero me impactó más verla a ella y mirando mi reflejo dije: ‘¡Quita bicho!’ Y al ver a mi madre sonreír pude sonreír yo también”. “Ese momento pasó, y yo pensaba quién me iba a querer a mí así”, decía mientras su tono de voz delataba su emoción: “Ahora, sin embargo, cuando me miro al espejo mi aspecto actual me dice más de lo que es María de Villota”.

De Villota, comparó el hecho de tener que ir afrontando operaciones y su día a día en el hospital con las pruebas y entrenamientos que tuvo que superar para entrar en la F1, -tras haber pasado por la Fórmula 3 y la Superleague-.
Fueron varias las ocasiones en la que agradeció el apoyo de su familia, sus amigos y del resto de pilotos, de los que señalaba: “Siempre quise tener su respeto y aunque no lo he podido llegar a tener en el semáforo verde, estoy feliz de tenerlo aquí fuera”.