No han pasado ni seis meses desde que Porsche presentase su último 911 Turbo y ya está aquí la versión S. Lo sé, seguro que estás pensando como yo. ¿Qué se le puede hacer a un “aparato” como el 911 Turbo para cobrar al cliente casi 30.000 euros más y que no se le quede cara de tonto? Pues mejorarlo con equipamiento, porque lo que es prestaciones, no es que el 911 Turbo estuviera muy necesitado.
Para empezar, la versión S añade todo lo verdaderamente importante (al menos de cara a la conducción) que en el 911 Turbo “normal” forma parte del equipamiento opcional, como el cambio PDK de doble embrague y siete marchas (quién quiera un cambio manual a estas alturas, aunque sea con la excusa de que le gusta “pilotar”, es porque todavía no ha probado este). O como los frenos cerámicos, que maldita la falta que hacen en un coche que con los frenos de acero ya se detiene como si hubieras echado un ancla, salvo que quieras presumir de lo último o vayas a realizar tandas en circuito.
Sólo entre estas dos opciones suman casi 15.000 euros. Los otros 15.000, hasta totalizar la diferencia entre un Porsche 911 Turbo y un 911 Turbo S, están en el equipamiento adicional (llantas RS Spyder de tuerca central, asientos adaptativos y otras sutilezas) y, sobre todo, en la exclusividad que supone tener 30 CV más. Sí, para el 911 Turbo S, los ingenieros de Porsche le han dado una “vuelta de tuerca” al turbo. Mejor dicho, a los turbos, porque tiene dos. Y de geometría variable, algo tan difícil de ver en un motor de gasolina que sólo Porsche los utiliza actualmente. Con este ligero aumento de potencia el 911 Turbo S mejora una décima de segundo la aceleración de 0 a 100 km/h respecto al 911 Turbo con cambio PDK (el manual es 3 décimas más lento), parando el crono en 3,3 segundos. No hay otro coche en el mercado con una capacidad de aceleración semejante. La velocidad máxima también mejora, de 312 a 315 km/h. En cualquier caso, no creo que entre los potenciales compradores de un 911 Turbo S ninguna de estas dos diferencias, en aceleración o en velocidad máxima, sean el argumento para decidirse por la versión más exclusiva.
Entre las innovaciones técnicas que Porsche estrenó en el 911 Turbo, el “S” también conserva el sistema PTV (Porsche Torque Vectoring), asociado al diferencial autoblocante, y que en función de multitud de parámetros puede decidir aplicar los frenos de la rueda trasera interior a la curva para reducir el subviraje y, por tanto, mejorar la eficacia. También incluye un curioso sistema de regulación de la dureza de los soportes que sujetan el motor al chasis, cuya rigidez se ajusta de forma automática en función de la conducción. Para ello, se utilizan unos soportes con un fluido que incluye partículas magnetizables, capaz de variar su viscosidad (y, por tanto, la rigidez del soporte) al aplicar un campo magnético. El mismo principio que utiliza Audi en la suspensión de su TT Coupé, sin ir más lejos.
El precio del Porsche 911 Turbo S es de 189.552 euros para la berlina, y de 201.973 euros para el Coupé.