Las baterías de estado sólido suponen un importante avance no solo para la industria del motor sino también para cualquier sector relacionado con la tecnología

Algunos fabricantes han iniciado investigaciones para desarrollar baterías eléctricas en estado sólido para los próximos coches eléctricos. El problema de las baterías de ion-litio que se usan mayoritariamente en la actualidad consiste en el peso. Los vehículos eléctricos son más pesados debido a la instalación de las baterías eléctricas que les permiten almacenar energía. Que un coche sea pesado no solo afecta a su manejo sino también a su consumo, es por eso que la reducción de peso es el próximo factor pendiente de la industria. Eso es “a lo que vamos”.
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Igualar la autonomía de un gasolina
Para promover las ventas de los vehículos eléctricos estos deben convertirse en alternativas de movilidad que igualen o superen en autonomía al coche de combustión (algunos ya lo hacen), con una red de suministro de energía eléctrica suficiente y salir al mercado con un precio de partida similar al de los coches gasolina y diésel. Es un gran reto pero parece que las baterías sólidas van a ayudar a lograr al menos uno de ellos.

Estas baterías de estado sólido pueden almacenar mucha más energía y por tanto, recorrer más kilómetros con una sola carga. También eliminamos el factor de espera a la hora de recargar porque con una infraestructura adecuada de alta potencia el tiempo de recarga se reduce.

Las baterías de ion-litio además funcionan de manera muy similar a la de los teléfonos móviles de modo que tras realizar muchas cargas pierden propiedades de forma gradual y con ello, autonomía. La mayoría de las marcas ofrecen amplias garantías para garantizar el correcto funcionamiento de estos acumuladores de energía pero con las baterías de estado sólido esta situación se reduce hasta el punto de que, incluso cuando la temperatura disminuye a niveles bajo cero, mantienen el mismo alcance. Ante este mismo escenario un vehículo eléctrico con baterías convencionales de ion-litio ve reducida la distancia posible a recorrer con una carga de forma notable.
Marcas comprometidas con las baterías de estado sólido
Uno de los fabricantes que ha avanzado sus intenciones de desarrollar este tipo de tecnologías es Toyota que mantiene que ante una “menor expectativa de duración de la batería” los recientes avances tecnológicos han permitido “superar ese obstáculo”. El objetivo para Toyota es comercializarlas en el año 2027-2028.
La marca nipona ya habla de números y es que sus baterías de estado sólido deberían tener un 20 por ciento más de autonomía que las batería de ion-litio convencional (1.000 km de autonomía con una sola carga) y reducir el tiempo de carga hasta los 10 minutos o incluso menos.

Para Toyota otro inconveniente de las baterías de ion litio es que, si van instaladas en el suelo del vehículo aumenta la altura del coche en total, lo que incrementa el coeficiente de resistencia (cx) y multiplica el gasto de energía necesaria para mover un vehículo. Otro objetivo es el de desarrollar baterías más planas para superar este inconveniente.
Pero Toyota no es la única y en esta carrera por desarrollar baterías más eficientes se suma el Grupo Stellantis a través de la empresa Factorial Energy (baterías de estado sólido), Listen Inc. (baterías de litio-azufre) y Tiamat (baterías de iones de sodio) en busca de encontrar una alternativa de mayor rendimiento para la movilidad eléctrica. Desde Stellantis la meta es conseguir que el 100% de los turismos en Europa y al menos la mitad de los turismos en Estados Unidos sean eléctricos para 2030.

MG, que forma parte del Grupo SAIC también investiga el desarrollo de baterías de estado sólido para sus vehículos, el Grupo Hyundai-Kia, BYD, el Grupo Volkswagen o la alianza de Renault-Nissan-Mitsubishi son solo algunas de las empresas del sector automovillístico que también continúan “en esa línea”. Cuando la tecnología sea una realidad en los vehículos de serie tanto los fabricantes como los compradores tendrán que afrontar un alto coste que se espera reducir de forma escalonada.
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