Cada semana llegará un convoy con 225 Volvo S90 hasta Bélgica para después se repartidos por toda Europa. El objetivo es aumentar dicha cifra en los próximos años.
China se ha convertido en el gran animador del mercado automovilístico de esta década. Las principales marcas del panorama europeo ya tienen una amplia presencia en el gigante asiático, en donde muchas ya cuentan con fábricas para producir sus coches allí. Y por ello el paso de Volvo era totalmente previsible, producir en Asia y vender en Europa -entre otros muchos mercados-.
Es verdad que Volvo pertenece desde 2010 al holding Geely de capital chino, cuando lo compró a la marca americana Ford, por lo que no es extraña la maniobra. Además, la firma sueca se ha aprovechado del programa “Un cinturón, un camino” cuyo fin es conectar por tren China con Europa como antiguamente se hacía con la Ruta de la Seda.
Por tanto, los planes actuales de Volvo es mandar toda la producción de su berlina Volvo S90 a la planta que tienen en Daqing y desde allí traer las unidades demandadas por el citado tren hasta el centro de distribución que tienen en Zeebrugge (Bélgica).
Las ventajas conseguidas al traer los coches así es que se necesitan dos tercios menos de tiempo respecto a la ruta naval, lo que repercutirá en la satisfacción final del cliente, a lo que tenemos que sumar un importante ahorro en emisiones, mejorando el medio ambiente.
El convoy ferroviario de Volvo está formado por 75 contenedores en los cuales se meten en diferentes ángulos tres unidades del Volvo S90. Cuentan con numerosos accesorios para que los 225 coches transportados no se muevan durante el trayecto. El objetivo inicial es que viaje uno cada semana, pero la firma sueca espera en los próximos años aumentar dicha cifra.
La primera entrega del convoy de Volvo S90 llegará a Zeebrugge el 31 de mayo y la fecha elegida no ha sido casualidad ya que es la misma semana que el primer ministro chino Li Keqiang visitará Bélgica así como al presidente del la empresa Li Shufu y a su CEO Hakan Samuelsson.
