


Según llegamos y tras la pertinente presentación fuimos a conocer el recientemente renovado Volkswagen Polo, producido en España para toda Europa, con el que hicimos una prueba del control de crucero adaptativo. Sí, un Polo y con control de velocidad inteligente. Es sorprendente cómo han evolucionado estos coches urbanos de marcas reconocidas, confortables, sofisticados y que ya cuentan con equipamientos que hace poco eran de coches de lujo. No era el primer sistema de este tipo que probamos, pero siempre sorprende cómo funciona y como el vehículo llega a pararse si lo hace el que tiene delante. Este sistema se hace útil en trayectos de autopista y vías rápidas con mucha circulación o en atascos.

La segunda actividad igual de interesante, pero más divertida, fue probar en una zona de superficie muy deslizante un Beetle Cabrio con todos los controles de estabilidad, tracción y ABS conectados, como viene de fábrica, y otro igual, pero con ellos desconectados. Y para colmo el monitor tirando del freno de mano de vez en cuando. De nuevo, es impresionante hasta dónde hemos llegado en seguridad. Con todo conectado el coche frena, toma las curvas y te ayuda a reducir los deslizamientos como si el suelo no fuera deslizante. Después, con todo quitado, vemos que la superficie parece hielo, que en la frenada pierdes el control, que las curvas son imposibles si no controlas la velocidad y que cuando te tiran del freno de mano en apoyo estás vendido. Diversión y educación a partes iguales.

La zona off road me sorprendió por no utilizar una conocida área del circuito para este tipo de actividades, sino que crearon un circuito para todocaminos y un “loop” para todoterreno en la ladera de pelouse del circuito. Con un Volkswagen Passat Alltrack, que en principio no es más que un turismo con suspensión elevada y tracción total, nos metimos en pendientes y sendas que no esperábamos. Con el botón Off Road, el coche cambia el tacto del acelerador y de la gestión del cambio para evitar derrapajes en tierra suelta, pero también cambia el uso del ABS para conseguir frenar más con bloqueos de rueda más largos que hundan las ruedas en el terreno. En plena pendiente en subida paramos para probar el “Auto Hold” o ayuda de arranque en pendiente, que mantiene el coche frenado en parado cuando levantes el pie para pisar el acelerador. Aparcando en cuesta se hace muy interesante, pero en una subida muy inclinada con tierra suelta se hace vital, y al acelerar en una cuesta la tracción total envía potencia a las ruedas traseras para coronar la cuesta.

Con un Volkswagen Amarok con las reductoras conectadas hicimos el tramo más extremo, con inclinaciones laterales fuertes, un paso de cruce de puentes y pendientes extremas, dejando a la primera o segunda de reductora trabajar, con ayuda de los controles en modo Off Road. Un cliente poco habituado, se sorprenderá con la conducción todoterreno, yo me quedé más sorprendido del confort y suavidad que ofrece el Volkswagen Amarok conduciendo en campo para el tipo de pickup con ballestas detrás. Han conseguido una suspensión nada brusca y una rigidez increíble del chasis.

El Volkswagen e-up! es el primer coche eléctrico comercial de Volkswagen. Se ha diseñado a partir del Volkswagen up! con una autonomía de 160 km, más que suficiente para un coche del segmento A que se moverá en el medio urbano. Es más interesante de lo que parece. Entre sus virtudes, su poder de aceleración hasta unos 70 km/h, entre semáforos será una bala; sus tres modos de uso según la necesidad de ahorrar energía o utilizar todas las prestaciones; sus cuatro niveles de recarga de energía cinética con simples toques de la palanca de cambio como pudimos probar, o la aplicación para controlar parámetros del coche desde un smartphone. Conducirlo a diario debe ser relajante y divertido, aunque con las ayudas del estado a coches eléctricos y financiando con la marca a el modelo sale por 19.000 euros. Ouch!

Por último, nos fuimos a pista para probar el Volkswagen Golf R de 300 CV y el nuevo Golf Sportvan 2.0 TDI 150 CV. Del primero lo más impresionante, a parte de su poder de tracción y aceleración, es la sensación de coche de altas prestaciones y mayor empaque que un compacto del que deriva. Parece que conduces un gran turismo que pisa la carretera con aplomo, con un cockpit sofisticado y siempre con potencia para acelerar o recuperar desde cualquier régimen de motor. Acelera de 0 a 100 km/h en 4,9 segundos con cambio DSG de 6 velocidades. Este cambio opcional es vital en un coche de este calibre, con motor turbo de mucho par y tracción total. Es más recomendable que el Audi S3 con la misma mecánica ya que es más barato, aunque pasa de 40.000 euros. Cuenta con varios modos de uso, de modo confortable a más deportivo con un tacto directo del acelerador y un endurecimiento de la amortiguación y de la dirección, unidos a un sonido más racing. En el modo personalizable el conductor elige la dureza y la sensibilidad de la dirección, de la suspensión y del tacto del cambio y acelerador para ajustarlos a sus gustos.

En cuanto al Golf Sportsvan, al volante hay que olvidarse de las últimas tres letras, porque en la versión 2.0 TDI de 150 CV se comporta más como un Golf deportivo. Es ágil del tren delantero y tiene una estabilidad impresionante en curvas rápidas. Es extraño que un monovolumen, por muy compacto que sea, se sienta tan a gusto en un circuito. Y no es tan compacto, ya que cuenta con cinco plazas con más espacio que en el Golf y un maletero de 500 litros.