Con el paso del tiempo, el tamaño de los depósitos de combustible se ha ido reduciendo. Conocemos el por qué.

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Esta tendencia que viene siendo habitual en los últimos años. Los coches diésel suelen ser menos habituales en nuestras carreteras y aún así, cuentan con depósitos de combustible mucho más pequeños. Esto no ocurre solo en modelos utilitarios, también está sucediendo en modelos familiares destinados a largos viajes. Estos cuentan ahora con depósitos de 50 o 60 litros a lo sumo. Si ponemos el foco sobre los coches híbridos las capacidades están mucho más reducidas como por ejemplo el del Skoda Octavia iV que ofrece 39,5 litros.
Aunque la tendencia del mercado es a la baja, aún existen modelos como el Porsche Cayenne con motor de combustión que tiene un tanque de combustible de 90 litros. Eso sí, esta capacidad está acorde con sus consumos homologados.
¿Por qué se está reduciendo el tamaño de los tanques de combustible?
El motivo es muy sencillo. El primero es fundamental y está relacionado con el espacio interior de los coches. Cada vez los coches tienden a tener habitáculos muy completos y colocar un tanque reduciría el espacio para el equipamiento sobre todo el electrónico. Hablamos de más sistemas anticontaminación, más elementos de seguridad pasiva y más equipos de infoentrenimiento.
Esto junto al espacio del maletero hace que se tenga que reducir, unos litros, la capacidad del depósito de combustible. Además, las normativas antiemisiones han hecho que los coches diésel tengan que incorporar un depósito de AdBlue, por lo que los fabricantes han tenido que desarrollar un nuevo tanque de unos 20 litros para este líquido.
Esto no solo sucede en los diésel, también sucede en los híbridos enchufables ya que sus baterías están bajo el maletero o los asientos traseros, una zona que hasta ahora estaba ocupada por el tanque de combustible. Sin ponernos a pensar en casuísticas, lo cierto es que los fabricantes necesitan homologar un consumo de combustible y unas emisiones lo más bajas posible, esto hace que estén echando números para conseguirlo. De ahí que hayan tenido que reducir algunos elementos de los vehículos. Esas reducciones de capacidad se pueden traducir en ahorro de gramos por kilómetro de CO2 en el ciclo WLTP. ¡Cualquier gramo cuenta!
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