El Real Automóvil Club Circuito de Guadalope celebra el 50 aniversario de su creación por el doctor Repollés. Con este motivo van a realizarse varios actos conmemorativos el domingo 11 de septiembre en Alcañiz.
El 11 de septiembre de 1965 se disputó la primera carrera en el circuito urbano de Alcañiz, denominado "Circuito de Guadalope" en honor al río que lo cruza en dos puntos. Una iniciativa del aficionado doctor Joaquín Repollés, que logró incluir el automovilismo en las Fiestas Patronales de la localidad turolense.
Esta primera carrera -denominada "I Prueba Automovilística Virgen de los Pueyos"- fue el detonante de una tradición que dura hasta nuestros días, ahora trasladada al magnífico y permanente circuito de Motorland-Aragón.

Un circuito urbano rapidísimo
Desde sus comienzos en 1965 hasta el año 2003, el Circuito de Guadalope se mantuvo prácticamente inalterado, con un trazado de 3.890 metros por calles céntricas de Alcañiz, incluyendo subidas y bajadas, dos puentes sobre el rio y zonas rapidísimas entre las protecciones y casas.
El Real Automóvil Club Circuito de Guadalope fue fundado también por el doctor Repollés en 1966 y, desde entonces, se ha convertido en el Club organizador más potente del Bajo Aragón. Cada año -a lo largo de 37 ediciones- montó y desmontó el circuito con un esfuerzo económico y humano increíble: 20 Km de guardarrail, cinco tribunas, 3 Km de vallas, miles de paquetes de neumáticos, dos chicanes de hormigón, 200 personas de organización, helicóptero y coches de seguridad, grúas, "fotobuses", camiones de transporte, reasfaltado cada pocos años... Una obra que costaba -en su época- cientos de millones de pesetas para un sólo fin de semana.

La afición era increíble y todo el pueblo se volcaba con la carrera. Hasta abrían sus casas a los pilotos, mecánicos y espectadores que acudían de toda España al evento.
La alternativa al Jarama
Durante muchos años Alcañiz fue la única alternativa al circuito permanente del Jarama y la rapidez y peligrosidad de su trazado (más veloz que el trazado madrileño) al rodar entre casas y muros lo convirtió en mítico: ganar en Alcañiz valía más que todo un campeonato. Y salir con el coche intacto... toda una hazaña.

Para los pilotos -especialmente los participantes en la Copas Monomarca- era un reto especial. Había que aprenderse deprisa el circuito, casi todo a fondo, sin más tiempo que los entrenamientos. Y en muchos puntos las referencias eran que el retrovisor exterior tocase las protecciones...
Pronto se hicieron famosos sus puntos claves: la "curva del Portalón", la "Subida al Corcho", los dos puentes (más tarde dotados de chicanes a cual peor), el "Embudo" a final de recta... Los accidentes eran una constante del fin de semana y un reclamo extra para el público que abarrotaba tribunas, balcones y aceras.

Apto para casi todas las categorías
Por las calles de Alcañiz circularon todo tipo de coches -menos monoplazas- desde los potentísimos Porsche 908 y 917 de los primeros años 70 hasta los rapidísimos Superturismos de mediados los 90, pasando por todas las Copas Monomarca Renault y Citroën y hasta por barquetas Sport (Juan Fernández mantiene el récord del trazado con su Lola-BMW de 1983).
Las medidas de seguridad fueron mejorándose, pero con el paso de las décadas el trazado urbano fue quedando obsoleto. Desde 1965 el Premio Ciudad de Alcañiz sólo dejó de celebrarse en dos ocasiones (1980, 1981) pero desde 1998 dejó de puntuar para los Campeonatos de España, aunque se mantuvo anualmente hasta 2003.

Entonces los esfuerzos se centraron en el nuevo circuito permanente situado a las afueras de la ciudad: Motorland Aragón.
Bodas de Oro de Alcañiz
Para celebrar las Bodas de Oro del Circuito de Guadalope se han organizado varios actos relativos al aniversario. El domingo 11 de septiembre -coincide con la fecha de la primera carrera- se realizará un Desfile de coches de competición clásicos a partir de las 11 horas por el antiguo trazado urbano, tras lo cual quedarán expuestos en la Avenida de Aragón.

A las 12,30 habrá una charla-coloquio sobre la actividad del Club en estos 50 años, en el Teatro Municipal, seguida de una comida de hermandad entre participantes y Club.
La iniciativa cuenta con el incondicional apoyo del Ayuntamiento de Alcañiz, que apoya también la futura creación de un Museo Permanente de la tradición de las carreras en la ciudad.
Preciosos documentos, tanto a nivel fotográfico como en vídeo. Efectivamente Alcañiz fue de alguna manera nuestro Mónaco, aunque escondido en el Bajo Aragón y sacado adelante no por grandes apellidos ni empresas, sino por la gente del pueblo, del primero al último. Considero que vale mucho la pena repasar el palmarés de aquellas carreras, porque los apellidos que vencieron allí estaban destinados a ser grandes de nuestro deporte: Soler Roig, Fernandez, Ruiz Gimenez, Albacete, Villamil, Babler...
Gracias por hablar de aquel pequeño milagro
Un circuito hecho tradición y nacido del cariño de su pueblo el nuevo.