Ayrton Senna para unos, Michael Schumacher para otros, Juan Manuel Fangio para los más eruditos... cualquiera puede haber sido el mejor piloto de Fórmula 1. Pero sólo uno fue y sigue siendo ídolo de masas: Gilles Villeneuve.

La carrera deportiva de Gilles Villeneuve fue corta y nunca llegó a ser Campeón del Mundo de Fórmula 1. Pero su espectacular forma de conducir, su agresividad sin límites, su capacidad de nunca darlo por perdido (incluso sobre tres ruedas...) y su precoz y trágica muerte en 1982 forjaron su leyenda.
Gilles Villeneuve estaba hecho de otra pasta; y eso en una época donde los pilotos no procedían de una escuela como hoy. Tenía un talento innato para ir deprisa en cualquier cosa que se moviera, desde los "snowmobiles" o motos de nieve de sus inicios a los Fórmula 1 de la "Era Turbo".

De las motos de nieve a los monoplazas
Su carrera deportiva comenzó en su Quebec natal (Canadá). Cuando dio el salto -con sus propios ahorros- a la Fórmula Atlantic (una especie de F-3 norteamericana) comenzó a mostrar sus dotes, pese a desplazarse con su familia en "roulotte" y mantener el mismo su monoplaza.
Al cuarto año en la categoría -en 1976- consiguió ingresar en un equipo puntero... y ganó todas las carreras menos una, proclamándose Campeón canadiense y norteamericano a la vez.
El equipo McLaren lo descubrió en una carrera de exhibición a final de temporada, donde ganó (a igualdad de coche) a varios pilotos de F-1, incluido James Hunt. Teddy Meyer le ofreció un contrato de prueba como tercer piloto, debutando en el G.P. de Inglaterra de 1978 con un veterano McLaren M23, terminando undécimo. Pero no hubo continuidad.

Enzo Ferrari lo adoptó como a un hijo
La gran oportunidad se la ofreció Enzo Ferrari, que trabó con el canadiense una relación casi familiar: le recordaba al gran Tazio Nuvolari y el viejo "comendattore" tenía buen ojo para los pilotos...
Debutó en los dos Grandes Premios finales de 1977, con pésimos resultados. Especialmente en el G.P. de Japón, cuando voló sobre el Tyrrell de Peterson y acabó matando a dos personas (que estaban en zona prohibida). Gilles había comenzado con mal pié: demasiado agresivo y violento.
Sin embargo, Ferrari siguió apostando por él. Había que pulir el diamante en bruto. Sus incidentes en pista se sucedieron hasta que Gilles comenzó a terminar las carreras, ganando su primer Gran Premio en el G.P. de casa: Canadá.

Los últimos años del ingeniero Forghieri...
Con el enorme motor de 12 cilindros boxer, los Ferrari 312T no podían disfrutar del "efecto-suelo" de sus rivales con V8 Cosworth. En 1979, el 312T4 no era el mejor coche de la parrilla ni siquiera con los neumáticos radiales Michelin (que no podía explotar). Sin embargo, Jody Scheckter y Gilles Villeneuve ganaron el Campeonato del Mundo terminando primero y segundo. Fue el mejor resultado del canadiense: subcampeón.
Gilles se convirtió en el ídolo de los "ferraristas" no sólo por sus triunfos, sino también por actuaciones como la del G.P. de Holanda, cuando reventó una rueda y volvió a boxes a toda velocidad en tres ruedas, perdiendo medio coche por el circuito...

Pionero en "Era Turbo"
Tras una temporada catastrófica -los "wing-cars" de sus rivales ya eran fiables e invencibles- con el feo y atrasado 312T5, Ferrari reaccionó en 1981 construyendo un motor V6 Turbo de sólo 1.500 cc. Pese a la juventud del 126C y su tiempo de respuesta del turbo, Gilles Villeneuve fue el primer piloto que logró ganar -no uno, sino dos- Grandes Premios con él: el famoso de España, en el Jarama (controlando cinco coches más rápidos durante dos horas) y el de Mónaco (en las estrechas calles del Principado).
Ya maduro, rápido y fiable, el Ferrari 126C2 era el arma definitiva en 1982. Villeneuve se las tenía que ver con su compañero de equipo, Didier Pironi y, entre los dos, se disputarían el Campeonato del Mundo en una temporada plagada de enfrentamientos entre la FISA y la FOCA (Ecclestone). Sin embargo, quiso el destino que ninguno de los dos pilotos de Ferrari terminase la temporada.

Un año catastrófico
Pironi se destrozó las piernas en un accidente contra el Renault de Prost durante el G.P. de Alemania. Y Gilles Villeneuve sufrió otro desgraciado accidente en el Gran Premio de Bélgica, en Zolder, el 8 de mayo de 1982 (hace ahora 35 años).
Durante los entrenamientos cronometrados no se entendió con Jochen Mass (March-Ford) y voló al subirse sobre una rueda trasera a más de 220 Km/h. El Ferrari planeó un centenar de metros antes de desintegrarse contra el asfalto, lanzando el cuerpo inerte de Gilles, que había perdido el casco, a mucha distancia.
Gilles Villeneuve, el ídolo de los "tifosi" moría unas horas después por fractura de cráneo. Tenía 32 años y dejaba esposa y dos hijospequeños. El varón, Jacques, seguiría la senda de su padre, aunque sin el "don" y la agresividad que aquel tenía. Aún así logró ganar las 500 Millas de Indianápolis antes de proclamarse Campeón del Mundo de Fórmula 1, con Williams, algo que su padre nunca consiguió.
Tres décadas y media después, Gilles Villeneuve sigue vivo en el corazón de los aficionados a la Fórmula 1 de todo el mundo. Su número -el 27- sigue siendo suyo para siempre.