En 2009, en Pebble Beach, Bentley presentó este exclusivo coche, que ahora dice adiós tras once años en el mercado y una edición especial 6.75 by Mulliner con la que la marca rindió tributo a este vehículo.

El Bentley Mulsanne llega al final de su producción tras once años en la fábrica de Crewe, en Chesire. Más de una década, con 7.300 unidades creadas, culminada por la edición especial 6.75 by Mulliner, de la que tan solo se hicieron 30 unidades.
No hablamos de un coche cualquiera: desde su presentación en Pebble Beach en 2009, fue considerado el buque insignia de la marca, posición de privilegio que ocupará ahora el Flying Spur.

La única pega ha sido el COVID-19, que ha impedido que Bentley despida con honores a su Mulsanne, aunque sí se hizo la foto de los trabajadores de la marca, distanciados entre sí, junto a la última unidad salidas de Crewe. Es la que encabeza esta información
Desde Bentley confirman que la penúltima unidad está de camino a Estados Unidos, un Mulsanne Speed 6.75 Edition by Mulliner, mientras que la unidad final, un coche que dentro de unos años tendrá un valor bastante alto, ya tiene dueño, aunque desde la marca prefieren guardar el secreto bien guardado.

De este modo, Bentley dice adiós al coche que ha permitido que 700 personas trabajen, con casi tres millones de horas fabricando a mano un sedán de lujo como este. Un total de 42 millones de soldaduras por puntos, 90.000 horas de pulido o un total de cuatro millones de puntos de control de calidad individual. Desde luego, en Bentley tratan los coches con mimo.