El coronavirus ha frenado en seco la producción de muchos vehículos, pero gracias a la tecnología, es posible trabajar en otros campos, como el desarrollo del vehículo o el diseño.

La tecnología actual está permitiendo que muchas empresas puedan seguir trabajando sin un espacio físico común durante esta crisis del coronavirus. Lo mismo sucede en la industria automotriz, que ha tenido que parar las máquinas pero que siguen trabajando a nivel de desarrollo y diseño. Es el caso de Ford con el Mustang Mach-E.
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Los ingenieros de la marca están confinados en casa, pero siguen esforzándose en mejorar cada elemento del coche. Aunque estos no pueden probar el coche en pista o hacer test en un banco de pruebas, pueden conducir por el vecindario, trabajar en el garaje o comunicarse con sus compañeros para intercambiar opiniones.

Cuando decimos que los ingenieros pueden conducir sus Ford Mustang Mach-e, hablamos de prototipos. Cada ingeniero tiene uno en casa con una configuración diferente. Lo que hacían antes de la cuarentena era intercambiarlos para compartir impresiones, previa desinfección durante las primeras fases del coronavirus.
Ahora no pueden intercambiar los coches, pero sí impresiones. Para ello cuentan con lo último en software, lo que les permite trabajar desde sus hogares. No es lo mismo, pero permite a los ingenieros avanzar con su trabajo de la mejor manera.

Al fin y al cabo, se trata de un proyecto troncal para Ford. El objetivo es competir con Tesla y su recién estrenado Model Y. Este Mustang Mach-e parece ser el único con capacidad para discutirle un puesto en el mercado: tiene una buena autonomía, un buen rendimiento, un precio contenido y un aspecto atractivo. Todo ello sin contar con el apellido Mustang, tan cargado de historia.