Granjero de pollos arruinado, creador de la receta de chili que vende Kraft en Estados Unidos y superviviente de más de cuarenta infartos. Así fue Carrol Shelby.
Su famoso aspecto con el sombrero de vaquero y su camisa a cuadros fue porque un día al principio de su carrera, mientras trabajando en la granja se dio cuenta de que llegaba tarde a una de las clasificaciones, y decidió ir con lo puesto. Para el final de la sesión se dio cuenta de que esa pinta le dio más publicidad que su conducción, así que decidió trabajarla de manera regular.
Con setenta años de edad, habiendo sido probablemente el personaje del motor americano más famoso tras los Ford, en una entrevista a la CNN, no parecía querer reconocer haber hecho nada especial en su vida “Yo sólo iba haciendo los negocios que se me iban ocurriendo. Algunos me salían bien y otros no. Cuando uno se iba al garete empezaba otro.”
Las causas no han sido desveladas, pero la noticia de la muerte de Carrol Shelby ha conmocionado el panorama automovilístico mundial.
No sólo era querido por sus aportaciones como piloto de carreras (ganó tres veces el Campeonato Americano de Automovilismo a los mandos de Ferrari y en 1959 las 24 Horas de Le Mans para Aston Martin), también por ser el creador de uno de los mejores deportivos de la historia: el anglo-americano AC Shelby Cobra, presentado en el Salón del Automóvil de Nueva York en 1962.
Vídeo restaurado de los archivos de Ford
Ésta fue la promoción de Shelby para su equipo:
Tras el avasallante éxito del coche bajo el emblema AC, Carroll Shelby participó en la creación del Ford Mustang Shelby GT350, fabricado al estilo de los GT40 que dieron la victoria a Ford en Le Mans -en 1966 y 1967- bajo la dirección del mismo Carrol Shelby.

Shelby es la única persona por el momento, en ganar las 24 horas de Le Mans como piloto (con Aston Martin), fabricante (victoria de clase con el Cobra Daytona Coupe) y el dueño del equipo (Ford GT).

Carrol Shelby, a pesar de tener una enfermedad cardíaca hereditaria (por la que tuvo que someterse a un trasplante de corazón en 1990), y una insuficiencia renal (por la que también tuvo que recibir un trasplante de riñón de su hijo a los 73 años), nunca dejó de trabajar.