El BMW M5 nunca ha tenido unas ventas récord, sin embargo es muy importante para BMW porque ha sido siempre uno de los estandartes de la marca. Demuestra de lo que es capaz en lujo y deportividad con una berlina que generación a generación siempre ha podido rivalizar con los mejores deportivos de su tiempo, por comportamiento y prestaciones. Al mismo tiempo es capaz de hacer kilómetros en autopista con total comodidad para sus ocupantes.
Una de las novedades de la nueva generación de M5 es que su motor ya no es atmosférico sino biturbo. El motor pasa del V10 del anterior a una arquitectura V8 más compacta de 4,4 litros de cilindrada, que gracias a la sobrealimentación desarrolla 560 CV entre 6.000 y 7.000 rpm. Tiene inyección directa y distribución variable. El conductor puede elegir entre tres modos de conducción Efficient, Sport y Sport Plus. El cambio pasa a ser uno de doble embrague robotizado de siete marchas, “launch control” y tres modos de uso automático.
El chasis del nuevo M5 cuenta con suspensión variable con tres modos Comfort, Sport y Sport Plus. Como siempre sigue siendo un propulsión trasera y cuenta con un diferencial autoblocante en el eje posterior que asegura la tracción en cualquier circunstancia. Lleva llantas de 19” de serie con frenos perforados de acero. Las medidas de los neumáticos son 265/40 R19 en el eje delantero y 295/40 R19 en el trasero. En opción podrá llevar llantas de 20”, pero aún no se ofrecen frenos de carbono.
Acelera de 0 a 100 km/h en 4,4 segundos y ha conseguido un tiempo de 7:55 minutos en el circuito de Nürburgring, lo que le sitúa en el séptimo puesto entre los coches de producción, destrozando el tiempo conseguido por la anterior generación de M5 de 8:17. En el segundo vídeo vemos a unos pocos afortunados que se dirigen al circuito de Nürburgring a conducir el M5 F10.