La aparición de óxido en la carrocería de tu coche puede convertirse en un quebradero de cabeza a menos que tomes cartas en el asunto antes de que ocurra.

El óxido aparece en el metal a raíz de una reacción química tras establecer contacto directo con el oxígeno o la humedad. El proceso de corrosión es muy habitual y difícilmente evitable. A medida que el tiempo pasa y el metal se expone cada vez más a estos agentes, aumenta la probabilidad de que aparezca en la superficie. Pero no desesperes, a continuación te damos 5 consejos para evitar la aparición de óxido en la carrocería de tu coche
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1. Lavar y secar el coche asiduamente
Para el primer consejo es necesario tomar consciencia de que la aparición de óxido no solo afecta a coches antiguos. Este es un mal que puede surgir en vehículos que transiten habitualmente por carreteras nevadas, zonas de hielo o vías cerca del mar independientemente de la antigüedad del vehículo en cuestión.

Uno de los métodos más efectivos para prevenir la oxidación es mantener la carrocería limpia y libre de suciedad, polvo y residuos químicos. Lavar el coche con frecuencia puede convertirse en una buena forma de retrasar la aparición de óxido. Además es recomendable secar el coche, especialmente después de conducir en condiciones de lluvia o nieve. De esta forma retiraremos elementos como la sal o diferentes productos químicos.
Te indicamos algunos consejos más en relación a la limpieza de tu coche:
- Usa productos específicos para coches en la medida de lo posible. Muchos de ellos están diseñados con elementos que impiden dañar la pintura o la propia carrocería.
- Utiliza varios trapos para secar el coche y presta atención a las zonas donde puede acumularse la humedad como juntas
- Retira el barro acumulado de los pasos de ruedas y los bajos del coche cuando laves el coche.
2. Revisar las juntas de las puertas y ventanas

Las juntas de goma de las puertas, techo panorámico y resto de cristales protegen el interior del coche de la humedad y el agua. Estos son en realidad elementos de desgaste que, con el tiempo, pueden llegar a agrietarse o despegarse. En caso de que esto ocurra, la primera filtración natural es de agua del exterior con la posterior acumulación en el interior de la carrocería. Toma nota de los siguientes consejos:
- Revisa regularmente las juntas y sustitúyelas si presentan signos claros de deterioro.
- Las gomas, al igual que el cuero, pueden lubricarse para mantenerlas en perfecto estado el máximo tiempo posible. Aplica lubricante de silicona en las juntas para mantener su elasticidad y evitar grietas.
- Si estas gomas están deterioradas lo notarás rápidamente. Que las puertas no cierren correctamente o que se filtre ruido del exterior son signos muy claros de que estas gomas están estropeadas.
3. Evita aparcar en lugares húmedos y expuestos a condiciones meteorológicas adversas
No nos malinterpretes, no tienes que buscar desesperadamente siempre el lugar perfecto para estacionar tu coche. Que no se apodere de ti la paranoia. Con esto nos referimos a que si el coche “duerme” con frecuencia en lugares con mucha humedad ambiental es bastante probable que la chapa se oxide más rápidamente.

Los lugares más recomendables son aquellos cubiertos o secos. Tampoco hace bien dejar el coche en zonas embarradas asiduamente. Si tu lugar de aparcamiento está en una zona con mucha humedad ambiental, puedes utilizar una funda para proteger la carrocería de tu coche.
4. Aplicar un tratamiento anticorrosivo
Un tratamiento anticorrosivo puede ser encerar la carrocería de tu coche. Esta capa protectora puede mitigar la aparición de óxido además de darle a tu coche un mejor aspecto.

Otros tratamientos anticorrosivos son aquellos que se aplican a la hora de montar un vehículo en los bajos de la carrocería. Los coches clásicos no tienen esta clase de productos y por eso sufren la oxidación con anterioridad.
Si vives en zonas de mucha humedad o donde se echa sal para eliminar la nieve de las carreteras, aplicar un tratamiento anticorrosivo puede ser clave para mantener la carrocería de tu coche histórico en perfecto estado.
5. Chequea los bajos del coche

Por su exposición constante a la humedad y la suciedad, los bajos de la carrocería son uno de los focos de aparición de óxido más probables de tu coche. Revisa de vez en cuando que estén en perfecto estado.
Con el paso de los años elementos como el puente trasero, bieletas o transmisiones pueden desarrollar una capa de óxido en su superficie. No es nada preocupante si el óxido no ha llegado a producir fisuras o agujeros en el metal, en este momento lo mejor sería cambiar la pieza por completo o tratarla para restaurar su estado original.
Si el óxido es leve o moderado puedes reparar el metal lijando hasta eliminarlo por completo y después aplicar protector anticorrosivo para evitar que afecte a otras piezas adyacentes.
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