Las sillitas de bebé o sistemas de retención infantil son fundamentales para preservar la salud y la vida de un niño, por lo que hay que evitar sistemas defectuosos o ya usados... aunque resulten ser más baratos.

Las sillas de bebé o sistemas de retención infantil para el coche son un accesorio básico para proteger la vida de los más pequeños de la casa. Se trata de un elemento básico para reducir la gravedad de un posible accidente. Por ello, aunque parezca obvio, debes evitar comprar sillas usadas.
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Salvo que conozcas al dueño y tengas la garantía absoluta de que la silla en cuestión no ha sufrido ninguna clase de impacto o desperfecto, es mejor que la compres nueva. Porque en caso de impacto, aunque el niño sobreviva, esta fijación puede tener imperfecciones no visibles que reduzcan su efectividad ante un nuevo accidente de tráfico.

Es más, aunque no sea obligatorio sustituir el sistema de retención infantil tras un accidente de tráfico, tanto los fabricantes como la Dirección General de Tráfico recomiendan comprar un nuevo sistema de retención infantil.
En caso de que te decantes por una opción de segunda mano de alguien conocido, revisa la homologación de esta, ya que los sistemas de retención infantil caducan. Por tanto, aunque la sillita esté en perfecto estado y no haya sufrido ningún accidente, deberías comprobar la fecha de vencimiento y, aunque parezca una obviedad, el tamaño de esta para saber si se adapta al físico del niño.

Aquí también entran los padres primerizos, que muchos tienden a heredar ropa, juguetes o accesorios de sus primos o familiares, que ya han crecido y ya no les sirve. Si la sillita es antigua, revisa bien en qué estado está y su homologación.
Así que ya sabes: si tienes un bebé, evita a toda costa el mercado de segunda mano para comprar el sistema de retención infantil o familiares con hijos ya mayores. Acude a un especialista, ya que te dará la fijación que necesita tu hijo tanto en tamaño, anclaje, calidades,… la salud de los más pequeños, es lo primero.