El Mazda CX5 es un SUV compacto moderno, bien equipado, con un precio competitivo, y con motores turbodiésel que andan mucho y gastan poco. Una de las mejores opciones de la categoría, sobre todo si sabes elegir bien la versión que te interersa. Lo sometemos a una de nuestras “pruebas 10”
Los SUV son los coches de moda. Pero ir “a la moda”, en el caso del Mazda CX5, no supone pagar un alto precio, ni en lo referente al desembolso inicial –sobre todo si no necesitas tracción total– ni a la hora de disfrutar de un comportamiento dinámico similar al de un turismo, con un habitáculo que en muchos casos combina las posibilidades de utilización de un familiar o incluso las de un monovolumen.
Mazda CX5: ¿tracción delantera o 4x4?
Es la primera duda que te puede asaltar. El Mazda CX5 no es un coche pensado para un uso exigente por campo, por lo que puedes ir olvidándote de aventurarte más allá de pistas o caminos en buen estado y algún que otro vadeo de poca profundidad, incluso en las versiones con tracción total. De hecho, la única ayuda a la conducción con la que cuenta es el asistente de arranque en pendiente; ni siquiera hay control de descenso, y los ángulos de ataque y salida de la carrocería no son muy favorables.
Salvo que subas mucho a esquiar y conduzcas por zonas nevadas o heladas, empieza por ahorrarte los 3.000 euros de la versión 4x4. Hemos probado los dos y apenas hay diferencia de comportamiento en carretera, con la ventaja en consumo para el 4x2, que ronda el litro cada 100 km, lo que ya empieza a ser como para tenerlo en cuenta. En pistas de tierra la tracción 4x4 funciona bien, pero para salir de situaciones complicadas (nieve, y sobre todo barro) casi prefiero un Mazda CX5 4x2 con neumáticos de invierno que un 4x4 con neumáticos mixtos.
¿No gastará mucho al ser un 2.2 litros?
No hay que tener prejuicios por el hecho de que el motor turbodiésel tenga 2,2 litros de cilindrada: en la práctica el Mazda CX5 es uno de los SUV de su categoría de menor consumo. Esto es así gracias a las innovaciones que Mazda ha incluido en lo que denomina Skyactiv Technology. Por resumirlo mucho: el motor va de maravilla y es muy eficiente, y el CX5 es un coche muy ligero.
De las dos versiones disponibles, el más potente, con 175 CV, sólo se asocia a la tracción total y al cambio automático. Pero los 150 CV de la versión “básica” son más que suficientes, sobre todo en la variante que me parece más equilibrada, el 4x2. No hay que esforzarse mucho ni mimar especialmente el acelerador para rozar los 6,5 l/100 km de consumo medio, mientras que en el 4x4 medimos más bien cerca de los 7 l/100 km. Son cifras a las que sólo se acerca el 2.0 TDI de Volkswagen Tiguan, que se queda ligerísimamente por detrás en prestaciones. Gracias a que es un coche mucho más ligero que sus rivales, el CX5 2.2 D 4x2 está siempre a la cabeza en capacidad de aceleración y recuperación frente a otros SUV de potencia y tamaño similar.
¿Merece la pena el gasolina?
Pues no es una opción a descartar. Son 2.200 euros menos que el CX5 2.2 150 CV 4x2, y puede ser interesante si no vas a recorrer muchos kilómetros al año, o si vas a hacer mucha ciudad y no quieres problemas con el filtro de partículas. Alcanzan cifras de prestaciones prácticamente equivalentes si usas bien el cambio en el gasolina, pero si tengo que elegir me quedo con la suavidad y, sobre todo, con la elasticidad del 2.2 Diesel, que a pesar de tener una sexta con desarrollos largos para favorecer el consumo ofrece siempre una buena reserva de aceleración.
El Diesel también es muy cómodo de conducir en ciudad, porque sale bien desde parado y el start-stop funciona rápido y es suave, aunque a veces, en la típica situación de ceda el paso en la que cuando estás a punto de detenerte al final puedes reiniciar la marcha, se “adelanta” parando el motor antes de tiempo. La diferencia de consumo medio real entre el gasolina y el diesel se mueve en torno a los 2 litros cada 100 km. En cuanto a ruido, el sonido del 2.2 llega muy filtrado al habitáculo, y no parece un Diesel.
Comportamiento dinámico del Mazda CX5
El Mazda CX5 es un SUV muy recomendable para quien busca un coche de este tipo con el que hacer muchos kilómetros por carretera, pero no quiere renunciar a esa agilidad en zonas de curvas que muchos coches con el centro de gravedad más alto que una berlina no tienen. A medida que pasan los kilómetros descubres que puede llegar a ser tan efectivo en carreteras estrechas y viradas como confortable en viajes largos por autopista. Sólo al aparcar o maniobrar en calles estrechas se agradecería mayor radio de giro. Este confort de marcha se consigue con un habitáculo muy bien aislado, y la agilidad viene de la mano de unas suspensiones firmes pero no incómodas, y sobre todo de lo ligero que resulta.
El puesto de conducción
El Mazda CX5 ofrece un puesto de conducción con unas distribución de mandos y de huecos que hace muy fácil encontrar una buena posición utilizando los reglajes disponibles de asiento y volante. Se agradecería una mayor sujeción de los asientos, que dejan la espalda algo suelta. Pero son cómodos, y sólo lo notarás en carreteras de curvas. La instrumentación es clara y legible, hay huecos muy bien colocados para dejar objetos, a pesar de que cuenta con freno de mano de palanca, que no libera la consola central.
Junto al freno de mano, el mando central de control del sistema multimedia es similar en su funcionamiento al MMI de Audi o al que utiliza Renault. El tacto del volante es muy agradable, con mandos que se manejan con facilidad. Destaca la elevada sensación de calidad general, aunque algunos ajustes en la zona baja del salpicadero no están a la misma altura del resto, y quedan todavía por solucionar problemas de juventud, como la excesiva vibración del capó, o pequeñas vibraciones en los retrovisores que pueden llegar a ser molestas.
Mejoraría con una pantalla multifunción más grande. La que tiene es de 5,8 pulgadas, es táctil y está bien situada, pero no hay posibilidad de montar otra mayor. Sí se puede incluir el software de navegación de Tom Tom, por un precio muy competitivo, 500 euros. Añade posibilidad de conectarse a Internet, y tener acceso en tiempo real a informaciones de tráfico o del tiempo.
Habitáculo y maletero del Mazda CX5
Hay cosas buenas y otras no tanto en el habitáculo del Mazda CX5. Ofrece espacio de sobra para viajar muy cómodos cuatro pasajeros, pero la plaza central trasera es muy incómoda, por la forma que tiene el respaldo. Mazda podría haber aprovechado para añadir una banqueta regulable en longitud, o respaldos con regulación en inclinación, y habría sido perfecto.
El maletero sí es muy práctico, con detalles como la cortinilla ocultaequipaje anclada al portón (no es necesario retirarla), un doble fondo organizado por compartimentos y, sobre todo, un sistema muy práctico para abatir los respaldos de los asientos (por cierto, en proporción 40/20/20, más aprovechable que la convencional en dos partes 60/40), operación que puede hacerse incluso desde unos tiradores en el propio maletero. No hay rueda de repuesto (lleva kit antipinchazos), y se echan en falta anillas o ganchos para sujetar redes y organizar la carga.
Equipamiento: ¿qué versión elegir?
No hay muchas posibilidades de equivocarse: si quieres un CX5 2.2 Diesel con tracción delantera sólo se ofrece con acabado Style, que viene completísimo, con 6 airbags, climatizador bizona, bluetooth, control de crucero, llantas de 17 pulgadas, sensor de lluvia y luces y el sistema Smart City Brake de asistencia a la frenada en ciudad.
El salto al Luxury implica que también tienes que llevarte la tracción total, y no hay un 4x4 en acabado Style. El Luxury añade además asistente de cambio de carril, tapicería de cuero, asientos delanteros calefactados (el del conductor con regulación eléctrica), equipo BOSE con 9 altavoces, sensor de parking, cámara trasera y llantas de 19 pulgadas.
Me quedo con el Style, y añadiría el Pack Safety, que por 1.100 euros añade alerta de cambio involuntario de carril (LDW), faros de xenón dobles y adaptativos, control de luces de largo alcance. Por otros 900 euros lo completas con el Pack Comfort, que incluye asistente de cambio de carril (RVM), sensores de aparcamiento y cámara de visión trasera.
Valoración final, lo mejor y lo peor del Mazda CX5
A modo de valoración final, le daría al Mazda CX5 un notable alto. Es un SUV amplio, cómodo, habitable, manejable y que consume muy poco especialmente en esta versión 4x2 de 150 CV. Y con una buena relación entre valor y precio: montando los paquetes opcionales que recomiendo, se queda por debajo de los 30.000 euros. A mejorar, esos "fallitos" de juventud de los que se quejan también los usuarios (vibraciones en espejos y capó y algunos problemas con el filtro de partículas similares a los que tienen algunos usuarios del Mitsubishi ASX), aunque no le vendría mal una banqueta trasera deslizante, o mayores posibilidades para organizar la carga en el maletero.
Gama y precios Mazda CX5 Diesel
Versión |
POTENCIA (CV) |
CONSUMO (l/100 km) |
PRECIO |
|
|
|
|
2.2 D 150 2WD Style |
150 |
4,6 |
26.990 € |
2.2 D 150 4WD Style |
150 |
5,2 |
29.990 € |
2.2 D 150 4WD Luxury |
150 |
5,2 |
33.090 € |
2.2 D 175 Luxury Auto. |
175 |
5,5 |
35.600 € |
FICHA TÉCNICA |
Mazda CX-5 2.2 150 |
Motor |
4 cilindros en línea, 2.189 cm3 |
Potencia máxima |
150 CV a 4.500 rpm |
Par máximo |
380 Nm a 1.800 rpm |
Transmisión |
Tracción total automática |
Frenos del/tras. |
Discos ventilados / discos |
Neumáticos de serie |
225/65-17 |
Velocidad máxima |
197 km/h |
Acel. 0-100 km/h |
9,4 s |
Consumo urb./extraurb./mixto |
6,0 /4,7 / 5,2 l/100 km |
Emisiones de CO2 |
136 g/km |
Hola Sergio. Como bien dices no será lo mismo, pero el CX-5 con este motor puede remolcar una cifra cercana a los 1.500 kg (unas 3.300 libras) por lo que no tendrías problemas. Saludos