
La conducción rápida y deportiva puede molestar al resto de usuarios y comprometer la seguridad. El respeto a los demás y el conocimiento de nuestros límites permitirá una conducción dinámica con seguridad. Sigue estos consejos si practicas en algún momento una conducción rápida y ágil.
Mirar lejos y mirar bien
El 90% de la información que gestiona nuestra cabeza durante la conducción se recibe a través de la vista. Conduciendo es el sentido más importante. Es básico mirar lejos y mirar bien todo lo que ocurre en la carretera. Controla la posición, dirección y velocidad de todos los vehículos que están cerca, pero igualmente echa continuos vistazos al punto más lejano que veas de la carretera para anticipar posibles eventualidades. En carretera de curvas, no te concentres sólo en el punto de frenada y de inicio del giro, busca con la vista la salida de la curva y anticiparás mejor tu velocidad y trazada. Si hay mucho tráfico mira a través del coche que llevas delante para ver cuando frenan o aceleran los tres o cuatro coches por delante de él y así podrás anticipar tu frenada o cambio de carril.

No te cierres al inicio del giro
Un error común al conducir un poco rápido es cerrarse hacia el interior de la curva nada más comenzar el giro. El interior de la curva ofrece una falsa sensación de seguridad al dejar carretera de sobra por el lado exterior. Sin embargo, al comenzar la trazada por el lado interior, la curva se hará más cerrada y, con suerte, soló obligará a aguantar una velocidad más reducida de lo necesario hasta poder acelerar prácticamente al final de la curva, pero si la curva se cierra a la salida o hemos entrado demasiado rápido el coche tenderá a salirse del carril y comenzarán los subvirajes y los sustos. La solución es muy sencilla: entrar a cada curva, sobre todo a las ciegas, con una trazada más abierta y usando todo el ancho del carril espera por el lado exterior a ver la salida, momento en el que cerraremos la trazada y podremos comenzar a acelerar progresivamente, saliendo de la curva por el centro del carril, sin subvirajes e incluso más rápido.
No apurar sin visibilidad
¿Para qué arriesgar en carretera abierta? Si la curva o rasante es ciega y desconocemos cómo sigue la carretera entraremos con margen para frenar en caso necesario y sin invadir el carril contrario ni pisando las líneas. Entra a las curvas ciegas pensando que son curvas muy cerradas. Si acaban no siéndolo recuperaremos la velocidad después. Mejor pecar de precavidos que , para apurar cada frenada y cada curva están los circuitos.

En carretera al 70% como máximo
Si conducimos cerca del límite del vehículo y de nuestra habilidad no dejaremos margen para corregir si encontramos un vehículo lento, una curva muy cerrada, un gran bache en pleno a apoyo... Las posibilidades de encontrarnos en una situación difícil se acrecientan con la velocidad y tener un margen de actuación permite estar más relajado y confiado. La experiencia ayuda a entender mejor dónde está el límite de cada uno. De hecho son los conductores más jóvenes y menos experimentados quienes suelen meterse en más situaciones peligrosas al conducir de forma dinámica por no tener la sensibilidad de conducir dejando ese margen de seguridad. En los cursos de conducción deportiva podrás ver y entender cuál es tu habilidad y aprenderás a conducir rápido frenando bien y haciendo trazadas sin sobrepasar el límite de agarre del vehículo.
Que no se note la velocidad
Si conduces rápido, cuanta menos gente se entere mejor. Espera a tener la carretera despejada para ganar velocidad, entra en las poblaciones como si vinieras conduciendo despacio, no adelantes de forma arriesgada, evita molestar a otros conductores, ofrece paso en las incorporaciones, se prudente en las rotondas y no entres trazando si hay más vehículos en la rotonda. Básicamente, pasa desapercibido por el resto de usuarios, peatones, ciclistas, agentes… Y aumenta el ritmo cuando lo dejes todo atrás. Si quieres hacer conducción dinámica por placer, busca carreteras despejadas y en horarios que no haya nadie. Lo mejor es levantarse muy pronto y estar a primerísima hora de la mañana en el tramo elegido, antes de que otros usuarios, ciclistas o transportistas aparezcan, aunque tendrás que tener cuidado por los animales y las placas de hielo en los meses de frío.

Tardarán en verte
Es difícil ver un vehículo que circula rápido o diferenciarlo del resto. Más aún a través de los espejos retrovisores. La mayor parte de los conductores no ven llegar a un vehículo rápido que se acerca por detrás. No te agobies si salen al carril izquierdo delante de ti o si se incorporan despacio. Quien circula de forma más ágil y rápida es quien debe dar seguridad a los demás y tiene que contar con ello y frenar a tiempo. De nuevo, es importante dejarse un margen de seguridad y no ir al límite.
Paciencia con los conductores tranquilos
Los vehículos que circulan de forma muy tranquila no lo están haciendo mal. La carretera es tanto del conductor experto y ágil, como del conductor tranquilo y más lento. De nada servirá ponerse nervioso detrás de un vehículo lento. Hay que tener la suficiente paciencia, respetar al resto de vehículos y esperar al momento seguro para adelantar sin molestar.