En Silverstone se dieron cita muchos de los mejores pilotos de la cantera del automovilismo mundial, todo ellos con un objetivo, destacar, hacer que los grandes capos de la F1 se fijen en ellos, y el mejor de todos ellos, sin lugar a dudas, ha sido Carlos Sainz Jr.
Ni en el mejor de sus sueños Carlitos Sainz habría imaginado hacer unos test de jóvenes pilotos de Fórmula 1 tan brillantes como los que ha hecho en Silverstone, en una de las catedrales del automovilismo y de la Fórmula 1, ante todos los jefes de la Fórmula 1, ante muchos pilotos titulares de Fórmula 1, y ante la atenta mirada de toda la prensa especializada del mundo entero. Ya no se puede esconder, ha destapado sus cartas y es un piloto que tiene mucho que decir en la categoría reina.
Hacer lo que hizo el jueves al volante del Toro Rosso es para quitarse el sombrero. Solo le ganó Daniel Ricciardo, el piloto titular de Toro Rosso, y le ganó por 0,044 segundos… Eso es una victoria absoluta para Carlos. Allí se emplearon condiciones de uso semejantes para ambos pilotos, y el español pudo dar treinta y ocho vueltas. Las aprovechó todas, fue mejorando progresivamente aportando la necesaria confianza al equipo, mientras que su padre, nervioso, como no podía ser de otro modo, babeaba en el box viendo cómo se manejaba el niño con todo un Fórmula 1, poniendo contra las cuerdas a Ricciardo y superando de largo a todo un plantel de grandes pilotos, algunos ya consagrados, otros en ciernes como él: a Davide Valsecchi “solo” le metió 0,582 segundos, y este fue el tercer piloto más rápido en pista, y más atrás estaban Oliver Turvey, James Calado, Antonio Félix da Costa, Davide Rigon, Pastor Maldonado, Nico Hulkenberg y Paul di Resta entre otros. Y tampoco conviene olvidar que pilotaba un Toro Rosso, que no va mal, pero no es un coche para luchar por la pole position en ningún Gran Premio.
El trabajo estaba hecho. Carlos Sainz Jr. podría haberse marchado de Silverstone con la cabeza muy alta, feliz y orgulloso por el trabajo realizado. Pero Carlos tenía ración de trabajo doble, porque hoy viernes se subía al Red Bull, al monoplaza tres veces Campeón del Mundo de Fórmula 1, y si en Toro Rosso le hicieron medirse a Ricciardo, en esta ocasión, la referencia, más o menos a igualdad de coche, sería con Sebastian Vettel… Cualquier humano normal habría cometido algún error, se habría salido, o habría roto algo. Carlos no. Estaba en Red Bull como estuvo en Toro Rosso y como está en su equipo de GP3, quizás mejor, pero estaba como en casa. Disfrutando como un niño, quizás un poco lo sea aún con sus 18 años, aprendiendo de todo y de todos, y cuando salió a pista, lo hizo con un exigente plan de trabajo de más de dos horas y media. En Red Bull exigieron máxima concentración y máxima capacidad para transmitir información, porque saldría a pista con los depósitos prácticamente llenos y solo con los neumáticos duros… estaba claro que esta vez no se iba a por un tiempo, no se iba a destacar… aunque los ingenieros del equipo saben bien cuáles son los tiempos si se conduce un coche en esas condiciones, o con un monoplaza con poco combustible y ruedas blandas. Parece que en Red Bull querían taparlo un poco, que no brillara, que ya hizo mucho ruido con el Toro Rosso.
Pero Carlitos Sainz estaba en la nube de los mejores pilotos de la Fórmula 1. Y lo mismo le daban ocho litros, que ochenta, y ruedas blandas, que duras. El español salió a pista y se comportó como un auténtico profesional. No cometió errores, no se salió de la pista, no rompió nada, dio mucha información a sus ingenieros, datos muy valiosos, y de paso marcó el cuarto mejor tiempo del día a 0,652 segundos de Vettel, después de completar treinta y cinco vueltas. Por delante Vettel y Sutil, dos titulares, uno de ellos tres veces campeón del mundo, y justo delante Nicolas Prost con un Lotus sin gasolina y con ruedas blandas…
Y después de esto… ¿qué? Pues a seguir trabajando. Del 26 al 28 de julio en Hungría, de telonero de F1 para pilotar su GP3. Esperemos que Carlos encuentre la clave para ganar carreras en la GP3 y le dé a su palmarés el lustre que aún le falta. A día de hoy, solo eso y su juventud, que es su mayor tesoro, le apartan de un asiento de titular en la Fórmula 1. Para qué poner a Raikkonen junto a Vettel, sería una torpeza poner a dos gallos semejantes por mucho que Raikkonen sea un tipo malote y beba mucho Red Bull, tal vez un Ricciardo iría bien, y Carlos ya puede medirse en un Toro Rosso. El relevo ya está en marcha, y si el padre fue dos Campeón del Mundo de Rallyes, este llega con tiempo para ampliar la gesta del apellido.
De tal palo tal astilla. Este chaval tiene que estar en Fórmula 1 ya!! Bravo Carlos