Cualquier tipo de aprendizaje, se asume mejor desde una temprana edad. Por eso, no son pocos los expertos que aseguran que la educación vial debería ser una asignatura en los colegios… pero ¿es la solución para reducir la accidentalidad en un futuro?

Quizá si tuviéramos que definir el concepto de educación vial podríamos decir que es un proceso de aprendizaje de actitudes y conductas seguras para convivir con seguridad tanto en nuestro entorno, como con aquellos que se encuentran en él. Además, también estaría implícita la capacitación y adquisición de habilidades, herramientas y valores para evitar y/o resolver conflictos derivados de convivir en sociedad, todo relacionado con la conducción y la circulación de personas y todo tipo de vehículos tanto en las ciudades como fuera de ellas. Al igual que todos somos peatones en algún momento, también somos conductores, o ciclistas…. No circulamos sólos, siempre debemos tenerlo presente y obrar en consecuencia.
Por tanto, quizá la educación vial no sólo debería aprenderse en los colegios o institutos además de en las autoescuelas, sino que las buenas conductas deberían aprenderse también en familia, y desde muy temprana edad. Muchos de los padres de hoy en día, principalmente influenciados por el estrés o un ritmo ajetreado de vida no son buenos ejemplos para sus hijos en materia de educación vial, quizá también en algunos casos por despiste o directamente por irresponsabilidad… (aquí vendría a cuento eso de que “no voy a poner la sillita… por qué iba pasar nada si sólo vamos a coger el coche 10 minutos” y otras frases tan comunes lamentablemente, pero tan peligrosas).
¿Cuántos de ellos siguen siendo noticia hoy en día por llevar a sus hijos sin un sistema de retención adecuado? ¿Cuántos puedes ver cruzando con sus pequeños cuando el semáforo aún no está abierto para los peatones? E incluso cruzando vías por lugares no habilitados para ello. No nos olvidemos los que consultan el móvil o hacen llamadas sin usar el bluetooth mientras van conduciendo delante de sus hijos y un largo etcétera de conductas irresponsables y totalmente innecesarias que se quedan poco a poco, e inconscientemente en la “retina” de los más pequeños. Evitemos esto, si queremos un futuro más seguro para todos.

Es cierto que el problema quizá no sea tan grave como años atrás, pero sigue existiendo y debemos tomar conciencia. El aprendizaje sobre el uso del sistema de retención infantil, por ejemplo, o las conductas seguras para circular como peatón, ciclista o conductor tienen su momento en la vida de cada persona, igual que la obtención del carnet de conducir o el aprendizaje de la conducción y otras habilidades.
Por tanto, y en mi humilde opinión, no debería haber dilema entre si la educación vial debe ser una asignatura en el colegio… o si debe darse sólo en casa. La educación vial no podrá dar buenos resultados si no se da en todos los ámbitos a la vez. ¿O no enseñaremos a nuestros hijos a leer o hablar hasta que no vayan a la escuela? Esto, aunque no sea lo mismo, es parecido. Los valores que aprendemos de pequeños y nos definen cuando somos mayores, los aplicamos inconscientemente en todos los ámbitos de nuestra vida. En la carretera, y fuera de ella.