El correcto funcionamiento de un turismo está muy relacionado con su mantenimiento y en él cobran especial relevancia los filtros.
Aunque el filtro de aceite es sin duda el más conocido y uno de los que más sufren con el paso de los kilómetros, no es el único que hay que vigilar a la hora de cuidar el coche. Por ello, resulta esencial respetar los intervalos de mantenimiento dictados por el fabricante, cambiando a tiempo los filtros para evitar desgastes prematuros de la mecánica y prevenir incluso averías. Porque si, como hemos dicho, el filtro de aceite es el más conocido, hay al menos otros tres diferentes que requieren casi la misma atención, como son el de aire, el de combustible y el del habitáculo. Pero vayamos por partes.
Filtro de aceite
Es sin duda uno de los responsables del buen mantenimiento del motor, el elemento que se encarga que ninguna impureza termine dañando los componentes internos del propulsor. Están hechos de papel, y a pesar de su aparente sencillez consiguen atrapar en su interior las pequeñas partículas e impurezas que se encuentran en el interior del motor, derivadas generalmente de la propia combustión. Deben sustituirse siempre al cambiar el aceite del motor, pues es un coste muy bajo en relación al propio aceite. El filtro de aceite PURFLUX LS933 uno de los más habituales por su relación calidad/precio, un filtro de características similares a los de Bosch o Valeo y que se utiliza en modelos como el Dacia Logan o Sandero, el Nissan Qashqai o el Renault Mégane.
Filtro de combustible
Casi tan importante como el filtro de aceite es el de combustible, en especial cuando de motores diésel se trata por el menor refinamiento que tiene el gasóleo en relación a la gasolina. Y es que aunque los filtros de combustible pueden durar miles y miles de kilómetros en buen estado en un coche de gasolina, en un motor diésel sometido a enormes presiones en el sistema de inyección, cualquier impureza en el combustible podría provocar averías en los inyectores o en la bomba de combustible. Por ello, no conviene alargar en exceso sus intervalos de sustitución, un elemento que asegura que el combustible llega en buen estado al motor.
Filtro de aire
Más ignorado y no menos importante es el filtro de aire, cuya función esencial es evitar que lleguen elementos externos a la admisión del motor y pasen a la cámara de combustión. Los intervalos de mantenimiento son elevados, y pueden oscilar entre los 30.000 y los 60.000 kilómetros. Porque de no cambiarlo a tiempo, un filtro de aire sucio provoca entre, otras cosas, un aumento del consumo de combustible y, con el tiempo, el motor podría dar tirones.
Filtro del habitáculo
Un filtro que no incide en el correcto funcionamiento del motor pero sí tiene relevancia en el confort del habitáculo, pues su misión es evitar que se cuelen impurezas, olores y residuos al sistema de climatización del coche. Un filtro de papel y relativamente fino, lo que provoca que en poco tiempo se ensucie y deba ser reemplazado. No causa averías mecánicas, aunque puede hacer trabajar en malas condiciones al compresor del aire acondicionado acortando su vida.
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