Este emblema sirve para destacar las versiones más prestacionales y el espíritu deportivo de Alfa Romeo y a la vez es una seña de identidad de los equipos deportivos.

Si hay un emblema famoso en el mundo de la automoción es el trébol de cuatro hojas, también conocido como Quadrifoglio, que utiliza Alfa Romeo en sus vehículos. Una insignia que está muy cerca de cumplir su primer centenario y que se incluyó en los modelos de competición para atraer la buena suerte. Su éxito hizo que se incluyese en el resto de vehículos de la gama. Te contamos cuál es el origen del mítico trébol.
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En los años 20, Alfa Romeo formó un equipo de competición formado por estrellas del automovilismo italiano. Sus integrantes eran Enzo Ferrari, Antonio Ascari, Giulio Masetti y Ugo Sivocci. Este último se unió al equipo ya que era mecánico y amigo íntimo de Ferrari. Hay que destacar, que Sivocci era muy supersticioso, por ese motivo y tras una serie de carreras en las que los resultados no fueron los esperados, decidió pintar un trébol de cuatro hojas (para representar a los cuatro miembros) dentro de un cuadrado blanco en el lado izquierdo.

La primera carrera que se corrió con ese detalle fue la Targa Florio, una de las más duras y prestigiosas de la época. Cualquier tipo de ayuda para enfrentarse a las difíciles carreteras de Sicilia era bien recibida. 108 kilómetros a través de los Montes Madonia darían a Sivocci el triunfa más destacado de su carrera deportiva.
La segunda parte de esta historia no es tan bonita. Meses después, en el circuito de Monza, Sivocci era el encargado de probar el Alfa Romeo P1, un modelo que se había diseñado para competir en la categoría reina de la competición. Su vehículo no tenía pintado el mítico trébol y el final que corrió el piloto fue trágico.

Tras ese accidente con un final triste, Enzo Ferrari tomó dos decisiones. En primer lugar y como homenaje a Sivocci, pintó el Quadrifoglio en todos los automóviles de competición de la marca, una tradición que se ha mantenido desde entonces. El cuadrado blanco se convertiría en triángulo, para reflejar la pérdida de su amigo y compañero en el circuito de Monza. La segunda, fue fichar al ingeniero Vittorio Jano, que acabaría convirtiéndose en una leyenda de la Fórmula 1, para desarrollar el nuevo Alfa Romeo.

Un año después del accidente, en 1924 y en el mismo trazado, Antonio Ascari se alzó con la victoria los mandos del flamante Alfa Romeo P2, que estaba adornado con un trébol de cuatro hojas en medio de un triángulo blanco. Desde aquellos años, el Quadrifoglio no sólo distingue a los Alfa Romeo de competición, sino que también se ha incorporado a sus automóviles de calle que ofrecen más sensaciones deportivas, tanto por prestaciones como por diseño.
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