Los vehículos eléctricos tienen que incluir un sonido que imite a la combustión con el objetivo de lograr que todo peatón o ciclista consiga escucharles a su paso. Esto permitirá evitar atropellos y accidentes de tráfico.
Desde el pasado jueves 1 de julio, todos los coches eléctricos, híbridos e híbridos enchufables que salgan al mercado tienen que sonar de alguna manera (sistemas denominados AVAS), con el fin de alertar de forma acústica a los peatones y ciclistas que circulen cerca.
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Una medida fundamental, ya que nosotros, cuando hemos tenido un coche eléctrico, hemos podido circular durante varios metros por detrás de algún despistado que camina por la calzada sin que este se percatara de nuestra presencia.
Esto se debe a que los coches eléctricos no producen apenas ruido a baja velocidad, lo que les hace especialmente peligrosos en tramos urbanos, donde la masificación y la presencia de peatones son superiores. El ruido de rodadura es casi nulo, mientras que el motor apenas emite sonido.
Precisamente por este motivo, la obligatoriedad de equipar un sistemas AVAS se produce en el rango de 0 a 20 km/h, además de marcha atrás, para lo cual algunos coches equipan un pitido intermitente similar al que usan los camiones. Además, el sonido debe cumplir un volumen mínimo y máximo: entre 56 y 75 decibelios.
Por supuesto, el sonido debe emular al de un coche gasolina o diesel. De ahí que los fabricantes se estén rompiendo la cabeza para crear un sonido atractivo pero que respete los cánones del automovilismo tradicional. Tarea complicada, sin lugar a dudas. Otra obligatoriedad que deben cumplir los fabricantes es la de no introducir un botón que permita desactivar el sonido.
Otro punto a tener en cuenta es que los híbridos no tendrán que emitir sonido si circular con el motor térmico, ya que estos, de por sí, ya hacen ruido. Solo se activará cuando el coche circule en modo eléctrico.
