En invierno la fatiga aumenta y de sobra es conocido que resulta un mal aliado a la hora de conducir. Te contamos cómo detectarla y, sobre todo, cómo combatirla.

La fatiga es una importante causa de siniestralidad. Y los conductores lo sabemos, ya que influye en nuestra capacidad de reacción. Si por ejemplo circulamos a 90 km/h y se nos cierran los ojos durante un segundo se recorren más de 20 metros de forma inconsciente.
Durante la época invernal hay factores que provocan el aumento de fatiga. El uso de la calefacción provoca sueño. La falta de luminosidad hace que la conducción sea más cansada y por último, el estado de la vía: la niebla, lluvia, hielo…, requieren una mayor concentración.

Cómo detectarla
- Pérdida de concentración
- Picor o pesadez de ojos, visión borrosa o parpadeo constante
- Calambres musculares o dolor de espalda
- Zumbido de oídos
- Somnolencia
- Necesidad de moverse continuamente en el asiento
- Reacciones lentas
- Variación involuntaria de la velocidad
- Dificultad para recordar los últimos kilómetros recorridos.

Cómo combatirla
- Aprende a reconocer sus síntomas
- Dormir al menos siete horas
- Parar cada dos horas al menos 15 minutos
- Realizar estiramientos durante las paradas
- Conducir un máximo de 8 horas al día
- Mantener el coche ventilado
- Hidratarse para evitar dolores de cabeza y cansancio muscular
- Nunca beber alcohol
- Tomar refrescos: hidratan por su contenido en agua y azúcares necesarios para mantener una buena actividad cerebral
La fatiga es una de las causas principales de la siniestralidad, pero hay otras. En estos enlaces te las recordamos:
1.- Alcohol
2.- Distracciones
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