Estoy detrás de un compacto, y los hay que ofrecen sistemas de suspensión adaptativa o automática que, además, afectan a otros parámetros del vehículo, como la respuesta del acelerador, asistencia de la dirección, etc. Me he fijado en la suspensión pilotada DCC de Volkswagen, en el sistema DNA de Alfa o el Flexride de Opel. Es algo que me parece muy interesante, pero mi pregunta es: ¿merece la pena pagar por estos sistemas?
( Foro AutoConsultorio )En los sistemas de suspensión o amortiguación pilotada más sencillos el conductor elige entre varios programas de funcionamiento, normalmente uno confortable, otro deportivo y uno intermedio. Lo que se hace al seleccionar uno u otro programa es actuar sobre unas electroválvulas que existen en los amortiguadores, modificando el paso del fluido que circula por su interior y, por tanto, la dureza de los mismos. Estos sistemas se han visto desplazados por otros más eficaces en los que las electroválvulas que modifican la dureza de los amortiguadores pasan a estar controladas por una centralita electrónica, por lo que el tarado del amortiguador ya no se mantiene fijo según el programa de funcionamiento elegido, sino que puede variar de forma continua en función de los datos que recibe la centralita de una serie de sensores que permiten elegir la dureza de la suspensión adecuada en función del estado del firme o del tipo de conducción. Así funcionan tanto el DCC de Volkswagen como el FlexRide de Opel en lo referido a la suspensión (luego veremos que, además, el Flexride de Opel hace también otras cosas). No es el caso del sistema DNA de Alfa Romeo, que no interviene en el tarado de los amortiguadores.
Suspensión dinámica DCC de Volkswagen

Para que te hagas una idea, en el DCC de Volkswagen, por ejemplo, la dureza de la suspensión puede variar hasta 10.000 veces por segundo. ¿Y qué tiene en cuenta para elegir el tarado más adecuado? Pues la información que recogen sensores de aceleración, sensores que controlan el movimiento vertical de cada rueda, sensores que permiten a la centralita saber cómo se está conduciendo en base a la utilización que hace el conductor de la dirección, los frenos o la caja de cambios… Funciona de maravilla, pero no es menos cierto que un Volkswagen Golf -o un Scirocco- con amortiguadores convencionales, si eliges bien los neumáticos, e incluso optando por la suspensión deportiva (algo más firme), ofrece un magnífico equilibrio entre confort y eficacia, que hace prescindible la opción de la suspensión adaptativa DCC.
Sistema “Alfa DNA”

El caso de Alfa Romeo es diferente, porque el “Alfa DNA” que ofrecen el Mito y el Giulietta no interviene para nada en la dureza de la amortiguación. Con este mando situado por delante de la palanca de cambios, el conductor también puede elegir tres programas de funcionamiento, «Dynamic», «Normal» y «All Weather», que intervienen sobre el tacto de la dirección asistida, la respuesta del motor al pedal del acelerador y el modo en que interviene el control de tracción, que cuenta con una función denominada Q2, que simula el efecto de un diferencial autoblocante. Aquí tienes un vídeo con una demostración en circuito.

Sistema FlexRide de Opel

En Opel van más allá, y su sistema FlexRide hace todo lo que el de Volkswagen y el de Alfa, y más cosas. Así, el FlexRide que Opel ofrece en el Astra modifica el tarado de los amortiguadores, como en Volkswagen, pero también la respuesta del pedal del acelerador, y el grado de asistencia de la dirección, como en el “Alfa DNA”. Más aún, si el coche lleva equipado el sistema de iluminación inteligente AFS+, tiene en cuenta la rapidez en el que se pasa de luces largas a cortas. Y si además lleva cambio automático, también influye en el funcionamiento del mismo, siempre según los tres programas de conducción disponibles, “Sport”, “Tour” y “Normal”. Aquí puedes ver un vídeo con el funcionamiento. Una opción interesante es la posibilidad de personalizar el programa Sport, de forma que el conductor puede elegir qué parámetros de todos los que controla el sistema se deben activar al elegir esta modalidad.
Además, el sistema de Opel incluye el ICC (Integrated Chasis Control, o Control Integrado del Chasis), que permite al sistema FlexRide interactuar con el control de estabilidad ESPPlus del vehículo para mejorar el comportamiento en curvas. Lo que hace es modificar el tarado de los amortiguadores traseros para mitigar el movimiento de balanceo de la carrocería, e incluso estabilizando la trayectoria retrasando la posible aparición de subviraje (el coche se va de “morro” en la curva) o sobreviraje (el coche tiende a derrapar del eje trasero) sin que intervengan los frenos.
La ventaja de estos sistemas, además de permitir seleccionar un reglaje de suspensiones acorde al tipo de conducción que vas a practicar, es que pueden mejorar la estabilidad, por ejemplo, en una maniobra de esquiva o en un cambio brusco de carril, al hacer posible que la suspensión pase de un tarado confortable a endurecerse automáticamente en milésimas de segundo.

Ahora bien, ¿merece la pena pagar por ellos? Depende de cada caso, de cómo va el coche concreto con y sin estos sistemas, y de lo que busques. En Volkswagen el DCC cuesta unos 900 euros, y en el Astra el FlexRide sale por 850 euros (el “Alfa DNA” es de serie en el Giulietta). Particularmente creo que el Golf lo necesita menos que el Astra, es decir, que ofrece un chasis más equilibrado cuando hablamos de amortiguación convencional, y la diferencia entre llevar o no el DCC es menor que en el Astra entre la suspensión normal y el FlexRide, que además es más completo y tiene más funciones que el DCC de Volkswagen. En el Golf no lo montaría salvo que quieras suspensión deportiva (que ya cuesta unos 300 euros), mientras que en el Astra lo veo mucho más aconsejable que en el Golf, pues va mucho mejor cuando lo lleva.