El manejo del cambio de marchas es fundamental para practicar una conducciñon eficiente y gastar poco combustible. Te damos algunas claves.

Hay muchas cosas que podemos hacer para reducir el consumo de combustible de nuestro vehículo, tanto en el uso como en el mantenimiento del mismo. Una de las claves está en la conducción eficiente, que consiste en aplicar una serie de técnicas que permiten aprovechar las tecnologías.
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Y a la hora de practicar una conducción eficiente, las mayores dudas surgen con el cambio de marchas cuando se conduce un coche manual: ¿cuándo tengo que cambiar de marcha? ¿merece la pena poner punto muerto en las bajadas o al llegar a un semáforo? ¿Se conduce igual un diésel que un gasolina? Vamos a verlo un poco más en detalle.
Arranque y puesta en marcha
El arranque del motor y el inicio de la marcha cada vez que paramos tienen un gran efecto en el consumo y en las emisiones del vehículo. Como norma general, se puede decir que lo mejor es arrancar el motor sin pisar el acelerador, e iniciar la marcha de forma inmediata tras el arranque, siempre de forma suave y sin subir el motor de revoluciones.

Hay quien recomienda esperar dos o tres segundos antes de iniciar la marcha en los coches con motor turboalimentado; yo soy de los que prefiero ponerme el cinturón de seguridad nada más entrar al vehículo, pero como rutina, puedes establecer la siguiente: arranca el motor, ponte el cinturón e inicia la marcha.
Pisar el embrague al arrancar puede ser de ayuda, pues al desacoplar el disco de embrague del motor se facilita el arranque. No mantengas el motor encendido al ralentí esperando a que coja temperatura, el motor se calienta antes en marcha. Tampoco fuerces la situación acelerando o apurando las marchas con el motor frío.
La primera velocidad: sólo para iniciar la marcha
Ya estamos en movimiento… pues ya deberías estar en segunda. No hay una norma fija, pero si quieres una referencia, cambia a segunda velocidad aproximadamente a los 2 segundos de iniciar la marcha, o al recorrer los primeros 6-8 metros, claro está, sin acelerar bruscamente, siempre saliendo con suavidad.

Aquí puedes aplicar algún “truco” de pura lógica: si inicias la marcha en una pendiente cuesta abajo puedes pasar a la segunda velocidad de forma prácticamente instantánea o incluso “ahorrarte” la primera, dejando iniciar la marcha unos metros sin soltar el pedal del embrague y poniendo directamente la segunda marcha una vez el coche empieza a moverse. Y a la inversa, en una cuesta arriba, aguanta la primera un poco más, no dejes que el coche “se muera” y tengas que volver a insertar la primera.
Acelerando: ¿a qué revoluciones cambio de marcha?
Toca seguir ganando velocidad. Recuerda, estamos practicando una conducción eficiente. De nuevo no hay una norma fija, pues depende mucho de cada vehículo y de las características de cada motor. En la actualidad son ya muchos los motores de gasolina que, al igual que los turbodiésel, tienen turbocompresor, y se practica el mismo principio.

Podemos decir como orientación que en un coche con motor de gasolina atmosférico puedes cambiar en el entorno de las 2.000 rpm, y en los motores diésel (ya no los hay atmosféricos) así como en los gasolina con turbo, puede hacerse antes, sobre las 1.500 rpm.
Si en vez de las revoluciones te va mejor una referencia con la velocidad, aquí tienes una, aunque luego “ajustes” según lo que notes en tu coche, si responde bien o si no puede con esa marcha: de segunda a tercera velocidad puedes cambiar a partir de unos 30 km/h y desde ahí, cambiar de marcha cada vez que aumentes la velocidad de unos 10 en 10 km/h. En el siguiente gráfico puedes ver cómo varía el consumo con la velocidad.

Velocidad de circulación y utilización de las marchas
A partir de aquí, las claves para una conducción eficiente en lo que al manejo del cambio de marchas se refiere se basan en una premisa: circular el mayor tiempo que sea posible en marchas largas y a baja velocidad. Y cuando digo en la marcha más larga que sea posible, dependerá de las circunstancias (siempre respetando los límites) y del coche.

Existen coches con una sexta marcha de desarrollo muy largo pensada para llanear por autopista, evidentemente no podrás utilizarla en ciudad, por ejemplo. En cuanto al acelerador, no siempre gastarás menos si aceleras menos, dependerá de la marcha y de la velocidad: es preferible circular con una marcha larga aunque tengas que llevar el acelerador más pisado que en una marcha corta con el acelerador menos pisado.

A partir de aquí, conducir de forma eficiente es sinónimo de mantener la velocidad lo más uniforme que puedas, evitando tener que frenar o acelerar constantemente. Si tienes que perder velocidad anticípate y levanta el pie del acelerador dejando rodar el vehículo con la marcha engranada, utiliza suavemente los frenos si es necesario, y reduce de marcha lo más tarde posible.

Recuerda, no merece la pena poner punto muerto para gastar menos. Siempre que circules por encima de unos 20 km/h, con una marcha metida si el coche circula por inercia y no aceleras, no existe consumo. Sin embargo, si pones punto muerto, al ralentí el motor necesita entre 0,5 y 0,7 litros por hora.
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Cambiar de marcha no gasta combustible. Lo que gasta combustible es ir más rápido de lo que debes. Si aprietas el embriague gastas más, sobre todo en cuesta abajo. Es pura lógica que si vas a menos velocidad tienes unos milisegundos más para cambiar de dirección de volante.