Estamos en plena semana por la movilidad en las ciudades y el 22 de septiembre es su momento culmen con la celebración del “Día sin coches”. ¿Sirve para algo esta iniciativa o es una pantomima?

Cuando hoy me he levantado y he empezado a leer las declaraciones de diversos alcaldes tipo “esperamos que mañana no hay grandes colapsos”, o que las distintas policías municipales están preparando dispositivos especiales frente al “Día sin Coches” se me han puesto los pelos de punta.
Porque esto de sacar los coches de las ciudades se puede hacer de dos formas: por las buenas o por las malas. Y desde luego, cortar el paso a los vehículos en ciertas calles un día laboral no es mala, es una malísima idea. La primera polémica está servida ya que no se ha tenido en cuenta el riesgo operativo que supone celebrar este acontecimiento entre semana. Son muchas las asociaciones de comerciantes que han puesto el grito en el cielo por las incidencias del corte del tráfico en sus negocios, así como las consecuencias en distribuidores, clientes, vecinos… Que esta iniciativa sea a nivel europeo pero que haya ciudades como Ginebra en donde este Día se celebra el Domingo 25, da mucho que pensar.

Por otro lado están las personas que viven fuera del área metropolitana y que necesitan sus vehículos para llegar a su trabajo. Personas para las que el coche sigue siendo una necesidad por falta de una alternativa competitiva razonable. El transporte público en muchas zonas de España es malo: tanto por la frecuencia de paso como por la red de recorrido.
Puede ser cierto que haya que descongestionar las ciudades; los índices de contaminación nos lo recuerdan cada día, pero para sacar los coches de las urbes hay que ofrecer servicios de movilidad que convenzan y no implementar medidas coercitivas que van a desembocar en un desastre, como ya nos van avisando.

Como el propio eslogan dice, se trata de ir hacia una “movilidad sostenible”, no hacia la inmovilidad insostenible. Conseguir esto no es cuestión de aplicar una medida, sino del conjunto de muchas.
A nosotros se nos ocurren:
- Aparcamientos a las entradas en las ciudades gratuitos y vigilados.
- Una buena red de transporte público fuera del área metropolitana, con buena frecuencia y que cubra todos los destinos. Es decir, que lo que haces en coche en media hora no se convierta en dos horas si coges el transporte público. Y como muestra un botón. Según la redactora Irene Mendoza: “Digamos que un día sin tráfico, puedo tardar de ir desde mi lugar de residencia, -Alcorcón- a mi lugar de trabajo -Alcobendas- unos 45 minutos por la M-40. Aunque, por norma general hay tráfico desde las 7:30 a las 10:00 por la mañana y desde las 17:30 hasta casi las 19 h por la tarde. En estas horas punta, se tarda aproximadamente una hora u hora y cuarto, de puerta a puerta (salvo circunstancias extraordinarias como accidente en la vía, que el tiempo se vuelve indeterminado). En transporte público, para hacer el mismo recorrido he de coger metro con un trasbordo y un autobús para llegar a trabajar, o combinar Renfe, metro y autobús. Nunca se tarda menos de una hora y cuarenta minutos en llegar al destino, y eso si todos los medios de transporte llegan cumpliendo sus tiempos y van coordinados. Si pierdes un metro o un autobús, estás perdido”.
- Promocionar el uso de vehículos ecológicos con beneficios por su utilización tanto en temas de circulación como impositivos.
- El uso de vehículos ecológicos por parte de autoridades, organismos públicos y medios de transporte. Los autobuses urbanos tienen que ser ecológicos o de bajas emisiones así como el parque automovilístico utilizado por las instituciones.
- Facilitar el uso de otros medios de transporte, como la moto o la bicicleta, pero con criterio. Para empezar, en el caso de las bicis que se alquilan para ir por la ciudad, muchas están en pésimo estado y encima campan a sus anchas: ni casco, saltándose todo tipo de normas (porque en muchos casos sus usuarios ni las conocen…)
- Revisar los horarios de los servicios de limpieza y recogida de las basuras de las ciudades. ¿Cuántas veces no se han quedado atascados en mitad de la ciudad porque el camión de la basura hacía “tapón?
- Impulsar las iniciativas para compartir coche y actualizar la forma de hacerlo.
- Más campañas de concienciación a lo largo del año y no sólo durante la “Semana de la Movilidad”.

Por resumir, que no se trata de impedir el tráfico en algunas calles de las ciudades, sino con mediadas lógicas, convencer a los ciudadanos del uso inteligente del automóvil.