La lógica dice que si un moto de combustión tiene una potencia y un motor eléctrico otra, la suma de ambas debe ser la potencia total de un híbrido enchufable... pero no es así.

Los híbridos enchufables se han convertido en la opción sostenible para todo, debido a su capacidad para moverse sin emisiones en ciudad y al mismo tiempo, no depender de una autonomía concreta para hacer largos desplazamientos. Pero observamos que, en cuanto a la potencia de estos coches, hay muchas dudas.
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La mejor forma de explicar esta duda es con un ejemplo: ¿Por qué un motor gasolina de 150 CV sumado a otro propulsor eléctrico de 100 CV no suman, entre ambos, 250 CV? Es sencillo: jamás, aunque llevemos “el pie a tabla”, observaremos a ambos motores ofreciendo su potencia máxima al mismo tiempo.

Por tanto, no pongas cara de poker cuando veas que la potencia de un híbrido enchufable no es exactamente la suma de potencias de sus dos motores. Fíate de la ficha técnica, ya que esta se ha rellenado tras un examen en un banco de pruebas.
Porque ya sabemos cómo funcionan estos coches: lleva un software que se encarga de administrar el uso de los diferentes motores que lleva el coche en función de la situación: en ciudad se prioriza el uso del motor (o motores) eléctricos, mientras que en carretera, la electrificación es un apoyo para reducir el consumo del motor de combustión.

Así que ya sabes, si decides optar por un híbrido enchufable, no te sientas decepcionado por este hecho: es lo natural. De hecho, estos coches suelen ofrecer enormes potencias, así que pese a esa "pérdida" de potencia, te estarías llevando a casa un auténtico cañón.
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