Últimamente se habla mucho de los biocombustibles y de cómo podría ser una alternativa sostenible a los vehículos eléctricos. Hablamos con la ingeniera Claudia Esarte (Repsol) para que nos aclare todas las dudas sobre ellos.

La Unión Europea con sus directrices sobre las emisiones de los coches ha pintado un futuro próximo muy eléctrico. Pero, ¿si pudiéramos contar con un combustible para motores de combustión que produjera cero emisiones netas? Pues ahora mismo ya existe, se conoce como biocombustible y marcas como Porsche tienen mucho interés en que llegue a sus clientes.
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Nosotros, que somos almas curiosas, hemos querido conocer un poco más sobre cómo son estos biocombustibles y para ello hemos charlado con Claudia Esarte, científica senior del Repsol Tecnology Lab, que forma parte del grupo de la empresa española que está desarrollándolo para que en unos años esté a la venta. ¿Estaremos a tiempo de verlos en las gasolineras?

Antes de meternos en cuestiones complicadas de resolver, debemos saber qué es exactamente un biocombustible y sus diferencias con los que repostamos actualmente. Claudia nos comenta que la “principal diferencia es la materia prima con la que se produce. Éste llega de materias de origen biogénico o residual, como puede ser el aceite usado, las grasas animales, los restos de biomasa o los residuos agroforestales”. Por tanto, nada de petróleo o crudo para su composición.
Al recurrir a estas materias primas se contribuye a la economía circular, pero lo que es quizás más importante para mí, se convierte en una solución cero emisiones netas. Esarte lo tiene bastante claro en este punto: “son una solución complementaria a la electricidad y el hidrógeno verde”. También nos confiesa que “son más útiles para vehículos que demandan una alta densidad energética y autonomía” como es el transporte pesado, la aviación o el transporte marítimo. Y otro dato importante en el apartado ecológico “pueden reducir la huella de carbono hasta en un 90 % comparado con los actuales”, puntualiza la ingeniera.

Todas estas ventajas se podrían trasladar sin problemas a los coches que conducimos actualmente, tanto diésel como gasolina, ya que no habría que realizar ningún tipo de adaptación, ni siquiera en los vehículos clásicos. Además, como nos cuenta Claudia, “son totalmente compatibles con la infraestructura actual, en cuanto a producción, transporte o suministro”.
Llega el momento de meter en un pequeño apuro a Esarte con la pregunta del millón ¿cuándo los podremos repostar en nuestros coches? Repsol ya lo utiliza en competición e incluso en acuerdos con flotas de camiones con su socio Sesé (llevan la logística de CocaCola y SEAT con camiones Scania), los cuales nos confiesa la ingeniera “no están percibiendo diferencias en su uso”. A esto tenemos que sumar que están construyendo su primera planta en exclusiva de biocombustibles en Cartagena, con una inversión de 200 millones de euros, y que estará en funcionamiento en el primer semestre de 2023 con una producción estimada de 250.000 toneladas anuales.
Por tanto, avanzar una fecha más o menos exacta todavía es complicado. Claudia me recuerda que los combustibles que utilizamos actualmente ya cuentan con un porcentaje de biocombustible en su composición, “el máximo que nos permite la legislación de la Unión Europea”. Ella cree que “en los próximos años seguramente irán aumentando dicho porcentaje” y para ello ya estarán preparados gracias a sus nuevas instalaciones.

Dado que la composición para realizar estos biocombustibles no es la misma que la utilizada en los actuales a base de fósiles, yo tenía la duda de si físicamente serían iguales. Claudia me aclaró que “son más transparentes en su color, más cercanos al agua, mientras que el olor tampoco es el mismo porque tienen menos aromáticos y tampoco cuentan con azufre”.
Y dado como se ha puesto últimamente el precio de combustible, no me pude resistir a preguntar a Claudia por el coste de los nuevos biocombustibles. Ella me comentó que “actualmente son más caros por un tema simple de que hay menos producción, pero lo normal es que en el futuro se equiparen ambos. Es más, teniendo en cuenta que desde la UE hay directrices para fomentar su uso, lo normal es que tuvieran tipos impositivos más bajos para incentivar su uso”.
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"se podrían trasladar sin problemas a los coches que conducimos actualmente, tanto diésel como gasolina, ya que no habría que realizar ningún tipo de adaptación, ni siquiera en los vehículos clásicos. Además, como nos cuenta Claudia, “son totalmente compatibles con la infraestructura actual, en cuanto a producción, transporte o suministro”."... Si esto es verdad, ¿a qué están esperando? a ver si va a ser cierto que no interesa acabar con el petróleo, por mucho que contamine.
Fabricar soja para biocombustibles es dejar de producir alimentos para las personas y encarecer el precio de estos.
Es quitar el pan de la boca de la gente para darselo a los coche.
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Siendo la materia prima para la fabricación de biofuel me pregunto como se puede llegar aun mismo producto final con materias diversas, que residuos quedan en este proceso, y por qué tanto empeño en los medios oficiales, en que sea el eléctrico el futuro de los coches teniendo este tantos inconvenientes para su puesta en marcha a día de hoy.
He querido decir que
No se que está pasando con la corrección que quiero añadir. En mi escrito falta decir que "la materia prima es diversa".