Bajos consumos y la etiqueta ECO son los grandes argumentos de los SUV diésel con microhibridación.

Vivieron sus mejores momentos en décadas pasadas, pero la demonización del diésel a raíz del escándalo Volkswagen en EEUU donde se descubrió el fraude de las emisiones en los procesos de homologación supuso el comienzo de una decadencia a la que tampoco ayudaron las administraciones públicas con polémicos mensajes de su desaparición.
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Sin embargo, el diésel sigue vivo y aunque no con la fuerza de antaño, mantiene en determinados segmentos una demanda muy activa, e incluso con repuntes gracias a la introducción de los sistemas micro híbridos. Estos están ayudando a que muchos usuarios vuelvan a ver en estos motores una de las tecnologías más eficientes, no sólo en carretera donde consumos y autonomía les sitúan muy por encima de cualquier otro, sino también en ciudad, donde la etiqueta ECO que les da sus sistemas MHEV les permiten circular sin ningún tipo de restricción incluso en las zonas de bajas emisiones que tanto están dando de hablar como Madrid 360.

Adiós restricciones
Unas restricciones que se van a ampliar de manera importante a partir del próximo mes de enero cuando entre en vigor el nuevo reglamento de Zonas de Bajas Emisiones (ZBE) que afectará a casi 150 localidades españolas de más de 50.000 habitantes y que va a limitar mucho la circulación por sus centros urbanos. El elevado precio de los coches 100% eléctricos y la ineficacia del Plan Moves III de ayudas a la compra de estos modelos no va a ayudar a que el usuario pueda acceder a esta tecnología, pero sí a esta nueva generación de diésel ECO mucho más accesible y disponible incluso en los segmentos más pequeños. Y a diferencia de los híbridos tanto convencionales como enchufables, los micro híbridos diésel llegan a estar disponibles incluso con versiones de cambio manual.
El término micro-híbrido o híbrido ligero hace referencia a los sistemas que combinan un motor de combustión con un pequeño motor eléctrico que contribuye en ocasiones puntuales a impulsar el coche, pero siempre apoyando al motor de combustión y no directamente a las ruedas. La finalidad de este sistema no es incrementar las prestaciones o el rendimiento del motor diésel, sino reducir las emisiones contaminantes y el consumo especialmente a baja velocidad en entornos como el urbano. Además, gracias a la interacción del pequeño motor eléctrico mejoran uno de los puntos donde los diésel flaquean como es la respuesta a bajas revoluciones, mejorando por ello el agrado de conducción.
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Bueno, eso de que donde flaquean los diesel es en la respuesta a bajas revoluciones me ha dejado patidifuso.