El utilitario británico contará con dos motores de gasolina, que serán más potentes que en la generación anterior. Siempre estarán asociados al cambio automático.

Nos encontramos en una época en donde los fabricantes con modelos con varios sistemas de propulsión dan claramente más prioridad a las variantes eléctricas, frente a las versiones convencionales de combustión. Claro ejemplo es el Mini Cooper, al que ya vimos al final del verano pasado y que ahora se desvela con motores de gasolina. Vamos a conocerlos por si no te convence mucho lo del enchufe.
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Estéticamente hay que sacar la lupa para poder encontrar diferencias entre estas versiones de combustión frente a las eléctricas del Mini Cooper. Pero si te fijas bien podrás apreciar que los paneles de chapa que forman la parte delantera son distintos en ambos, la parrilla por encima de la matrícula es diferente e incluso el parabrisas está menos inclinado en los de gasolina.

Sobre el lateral de este Mini Cooper me ha llamado la atención un detalle, aunque habrá que esperar a su lanzamiento para comprobar si no tiene que ver con su acabado. Me refiero a que en las últimas fotografías proporcionadas, en concreto son del Cooper S, se han remarcado los pasos de rueda en color negro, algo que en el eléctrico se dejaba igual que la carrocería.
Este detalle termina afectando a la parte posterior, de nuevo sutilmente. Si te fijas en la pieza negra del paragolpes es ligeramente más alta que en el eléctrico. Y luego ambos coinciden en que nos se ven los tubos de escape, uno porque no los tiene y nuestro protagonista porque los ha escondido en la zona baja.

Los motores del Mini Cooper de gasolina
Aprovechando el lanzamiento de esta nueva generación del Mini Cooper se ha cambiado la denominación de sus versiones. Sí, el S se mantiene como la variante más capaz, a falta de que llegue un posible John Cooper Works, pero para la de acceso en vez de “dejarla” sin letra, se le aplicará la C.
Empezando por este, el Mini Cooper C contará con un motor tricilíndrico de 1,5 litros capaz de rendir 156 CV (la potencia de partida en la generación anterior era de 136 CV) y 230 Nm. Con estos datos es capaz de completar la prueba de aceleración 0-100 km/h en 7,7 segundos, mientras que su consumo homologado es de 5,9 a 6,2 litros (según el acabado escogido).

De ahí pasamos al Mini Cooper S. En este caso se trata de otro bloque diferente, pues presume de 2 litros de cilindrada, 204 CV de potencia (antes eran 178 CV) y 300 Nm de par. Como es de espera sus prestaciones son superiores, bajando en el 0-100 km/h hasta los 6,6 segundos, mientras que su consumo oscila entre los 6,1 y 6,4 litros.
Al no contar con ningún tipo de electrificación, ambas versiones del nuevo Mini Cooper siempre van asociados a la etiqueta C de la DGT. Y también coinciden en que sólo se ofertarán con cambio automático, una transmisión de doble embrague con siete velocidades, y cuatro acabados cuyos nombres serán “Essential”, “Classic”, “Favoured” y “JCW”.
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