El turbocompresor es un elemento que forma parte del sistema de sobrealimentación del vehículo. Analizamos su función y sus fallos más habituales. También resolvemos tus dudas.

La sobrealimentación persigue mejorar el rendimiento y aumentar la potencia de los motores a igualdad de cilindrada. Para ello lo que se hace es montar un compresor en el conducto de admisión del vehículo y así lograr aumentar la masa de aire introducida en los cilindros, lo que conllevará mejores prestaciones.
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Este compresor que se monta en el conducto de admisión es parte del denominado turbocompresor. Este es un conjunto mecánico que está formado por tres partes: una parte acoplada al conducto de admisión del motor, otra al conducto de gases del escape del motor y ambas unidas por un cuerpo central por el que discurre el eje axial que une ambas partes laterales.

El funcionamiento básico de un turbocompresor consiste en que, en la parte expuesta a los gases de escape se monta una turbina que está sometida a la presión de estos y que la hacen mover. Esta turbina al estar solidariamente unida por el eje axial con el compresor del turbo, situado en la parte de admisión del motor, lo que hace es empezar a moverlo para aumentar la presión y velocidad de los gases de admisión.
Es decir, si el motor aumenta el régimen de giro, también lo hace la turbina y a su vez el compresor, creciendo así la cantidad de aire suministrado al motor consiguiendo desarrollar más potencia, y aumentando el flujo de gases de escape que hace girar aún más la turbina.
Este ciclo se realizaría indefinidamente hasta la rotura de algún elemento del turbocompresor o del propio motor por lo que montan un sistema de limitación de la presión en la parte de la turbina, para que cuando se alcance esa determinada presión a la que esté tarada se abra un circuito de escape alternativo para los gases de escape y no ejerzan toda su presión sobre los álabes de la turbina. Este circuito de escape está comandado por la válvula limitadora de presión.
Para su correcto funcionamiento, el turbocompresor, necesita un sistema de refrigeración para su eje axial. Este sistema de lubricación discurre por el cuerpo central del mismo. El eje, sometido a cargas reducidas, pero que gira a velocidades sumamente elevadas, es sostenido por dos cojinetes fluidos, generalmente de bronce recubierto de estaño o aluminio. La disposición de montaje presenta una cierta holgura radial para su perfecta lubricación.
El aceite de lubricación tiene entre otras, la misión de evacuar el calor desprendido por la turbina, por lo que hace necesario un importante caudal de aceite limpio y a presión. Indicar que es preciso obtener una perfecta hermeticidad entre los cojinetes, por donde circula el aceite, y la turbina y el compresor por donde circulan los gases.
Es conveniente recordar que en la actualidad los turbocompresores se montan tanto en vehículos diésel como gasolina.
Las averías habituales del turbo
Las averías que pueden producirse en un turbocompresor pueden ser de muy distinta naturaleza, pero principalmente vendrán relacionadas por tres factores fundamentales como son la alimentación del turbo, la refrigeración o la lubricación del turbo.
1. Existencia de un elemento extraño en la admisión
- Motivo: Esta avería se produce de manera más habitual como consecuencia de la entrada por la admisión de un objeto extraño grande como puede ser una arandela metálica, una tuerca, algún tornillo, etc… Esta avería se produce generalmente cuando se procede al cambiar el filtro del aire, algún tubo o el turbo y como consecuencia de olvidar o no dar importancia a perder alguna arandela o tuerca durante su sustitución. También puede producirse por estar alguna abrazadera suelta de los manguitos y producirse la aspiración de elementos pequeños del exterior como pueden ser pequeñas piedras. Estos elementos pueden introducirse en los conductos de admisión y serán los causantes por impacto de daños en la parte compresora del turbo.
- Síntomas: El síntoma más habitual cuando existe una avería de este tipo seria el ruido excesivo sobre todo cuando se acelera el vehículo, llegándose a producir una falta apreciable de potencia.
2. Existencia de un elemento extraño en el escape
- Motivo: Aparece de manera más habitual cuando se produce la rotura de una parte de una válvula o un pistón o también al desprenderse partículas de los tabiques interiores del colector, provocando estos materiales un impacto a gran velocidad sobre la turbina y propiciando diferentes daños en la misma. En algunas ocasiones, al igual que ocurre en el parte de admisión del turbo, puede ser provocado por olvido de elementos en el colector de escape cuando se ha procedido a realizar una reparación en esta parte del circuito.
- Síntomas: El síntoma más habitual cuando tenemos un deterioro en esta parte del turbo es la falta de potencia que sufre el conjunto al no poderse transmitir toda la presión de los gases de escape sobre toda la superficie de los álabes de la turbina.

3. Falta de lubricación
- Motivo: En este caso la avería vendrá propiciada por la falta de aceite para lubricar el eje axial del turbocompresor. Son numerosas las causas que pueden provocar esta situación entre las que nos encontramos con: falta de aceite en el motor por avería por una rotura del cárter, falta de presión del sistema de lubricación por un fallo de la bomba del aceite, falta de presión por falta de mantenimiento y obstrucción del filtro del aceite, rotura u obstrucción del latiguillo que envía el aceite al turbo, mala colocación de juntas, que obstruyan la entrada de aceite o uso de juntas líquidas que se hayan utilizado en reparaciones que al solidificarse obstruyen la entrada de aceite y cuyo uso está prohibido, y además invalida la garantía. Además, la contaminación que puede sufrir el aceite como consecuencia de la mezcla con agua o combustible pudiendo provocar la disminución o pérdida de sus propiedades y verse reflejado en la falta de lubricación de las partes móviles.
- Síntomas: Al perder la lubricación de las partes móviles del cuerpo del turbo sufrirá sobrecalentamiento por rozamiento que conllevará a su vez a un posible deterioro y un desequilibrado de las mismas, produciendo que la turbina y el compresor puedan rozar con las paredes de sus compartimentos llegándose a producir roturas de las mismas por las elevadas temperaturas que puedan producirse pudiendo el conductor escuchar ruidos metálicos por rozamiento durante su funcionamiento y una posible pérdida de potencia.
4. Falta de refrigeración
- Motivo: La falta de refrigeración del turbo puede venir provocado por tres motivos. El principal será la falta de presión en el aceite lubricante sobre el cuerpo del turbocompresor capaz de refrigerar las paredes colindantes de la turbina del turbo, ya que al estar sometidas a las altas temperaturas de los gases de escape, puede provocar en la turbina daños por exceso de temperatura, esta falta de presión se originará generalmente por falta de nivel de aceite en el motor o por obstrucción de los manguitos de alimentación de lubricación al turbo. Otro de los motivos que, aún teniendo buena presión de aceite lubricante para refrigerar, es que, el sistema de escape esté obstruido en algún punto de su recorrido, generalmente por la formación de carbonilla procedente del motor, lo que implica una peor circulación de los gases de escape y un aumento de la temperatura en su recorrido, pudiendo provocar también daños en la turbina ya no sólo por las altas temperaturas que se producirán, sino también agarrotamiento del propio eje de la misma debido a la solidificación de esa carbonilla.
- Síntomas: Nos podemos encontrar con muy diversos síntomas como pérdida de potencia del motor, exceso de humo negro que sale por el escape, ruidos extraños por deterioro de la turbina o por giro con más rozamiento de lo habitual de la misma, ralentí inestable e incluso fugas de aceite por las carcasas entre otros.
Consejos para cuidar el turbo del coche
El conductor puede llevar a cabo siempre un mantenimiento preventivo para alargar la vida útil de su turbocompresor. Entre los principales consejos destacaría los siguientes:
- Cambiar el aceite del motor a los kilómetros indicados por el fabricante y siempre usar el aceite adecuado para nuestro vehículo, ya que estará diseñado para tener una cierta viscosidad o fluidez depende las temperaturas de funcionamiento y protegerlo.
- Sustituir siempre que se cambie el aceite del motor el filtro del aceite y así tener siempre un aceite lo más limpio posible en nuestro circuito.
- Cuando el vehículo aún no ha alcanzado la temperatura de régimen no demandar excesiva potencia para que el turbo esté lo mejor lubricado y refrigerado.
- No parar el vehículo nada más llegar al destino de nuestro viaje, sobre todo si ha realizado un viaje largo, ya que no se habrá refrigerado lo suficiente tanto el cuerpo del turbo como el aceite y esto provocará la pérdida de propiedades del aceite y llegando a producirse un engomado del mismo alrededor de las paredes del turbo provocando posteriormente obstrucciones y dificultades para que se produzca la adeucadmaente la lubricación y refrigeración del mismo, por lo que se recomienda esperar un par de minutos al ralentí antes de para el vehículo.
- Además, es muy recomendable que se limpie el filtro del aire cada 5000km y cambiarlo siempre que se cambie el aceite del vehículo, ya que es un elemento que no tiene un coste elevado y mejorará notablemente el rendimiento de nuestro motor cuanto más limpio se encuentre.
- Si notas algunos de los síntomas anteriormente descritos y que pueden ser como consecuencia de una avería del turbo, intentar circular con el vehículo lo menos posible y llevarlo al taller de confianza lo antes posible para evitar averías mayores.

Indicar por último, que para todas estas averías, es aconsejable que sea un mecánico profesional el que las certifique y las repare, ya que es un conjunto muy sensible para el correcto funcionamiento del motor como hemos indicado y una mala reparación puede provocar daños mayores en nuestro vehículo.
El precio de una reparación del turbocompresor puede oscilar entre los 400-800€ si se sustituye por uno nuevo y entre 200-400€ si se realiza una reconstrucción del mismo con componentes de un turbocompresor recuperado de un centro autorizado de tratamiento de vehículos.
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