Probamos el Renault 5 clásico y el e-Tech frente a frente: enamorarse por partida doble

Refugiados en la frase "cualquier tiempo pasado fue mejor", olvidamos que hay ideas que perduran en el tiempo y que aún son capaces de cambiar el mundo. Esto es algo de lo que nos dimos cuenta tras conducir y participar de una historia tan romántica como la del Renault 5.

Probamos el Renault 5 clásico y el e-Tech frente a frente: enamorarse por partida doble

Nos entregan dos llaves. Cuando venimos a las oficinas de Renault en Madrid para probar un coche, lo habitual es que nos reciban con un único juego. En esta ocasión es diferente. Llegamos al garaje y nos encontramos con los dos vehículos que hoy nos ocupan, ambos con el cuentakilómetros casi intacto, lo que suele ser común en los coches de prensa. Sin embargo, lo curioso es que el que menos tiene de los dos es el Renault 5 rojo, con 40 años de antigüedad: solo 1.000 kilómetros en su odómetro. Hoy no conducimos solo dos coches, también hemos viajado a través del tiempo.

El despertar

Aún no hemos averiguado si fue el equipo de comunicación de Renault España quien encontró al R5 SuperCar en la fábrica de Valladolid o si fue el propio coche que, de algún modo, se dejó encontrar. Quizá nunca lo sepamos. “En una visita nos planteamos darle una segunda vida… o una vida, porque la primera vez que vi este coche tenía 50 kilómetros” nos cuenta Fernando Poveda, responsable de comunicación de Renault España.

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Así fue como el primer rayo de sol iluminó su carrocería tras más de 40 años de letargo. Para despertarlo de este largo sueño fue necesaria una completa puesta a punto: aceite, filtros, batería, neumáticos, frenos... Matriculado como vehículo histórico, el R5 entró a formar parte del parque de prensa de Renault España. Hoy nos recibe en un estado de conservación impecable, como si acabara de salir de la fábrica, y así es en cierto modo.

El R5 arranca con un giro de llave y la ayuda del starter, envuelto en un aroma de gasolina y el ronco gorgoteo del carburador. Su heredero no necesita más que un toque de botón para despertar, casi en absoluto silencio. Así empieza nuestro viaje, con Arancha Pato al volante del R5 original y yo, como vagón de cola, a los mandos del Renault 5 e-Tech más moderno.

Imposible no enamorarse

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El Renault 5 SuperCar fue la última versión comercializada del R5 original. Se caracteriza por aunar en un mismo coche varias piezas que pertenecen a otras series: el parachoques del TX, las franjas laterales del TX o las llantas de TS, entre otros. Bajo el capó monta un motor de carburación de 64 CV heredado del TX asociado a una caja de cambios manual de cuatro velocidades. Este carácter “frankenstein” suma. Lo hace aún más especial.

Una vez dentro, sorprende por su sencillez y por los materiales del habitáculo: plástico mullido en el salpicadero, cuero en los paneles de las puertas y unos asientos tapizados en tela Sky, muy de los años 70. En un coche de la época no podía faltar ni el cenicero ni la radio-casette al pie de la consola. En los coches modernos ni los busques.

El Renault 5 e-Tech: amores distintos

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En el Renault 5 e-Tech todo ha cambiado. Grandes pantallas digitales, climatizador, luces LED… y ni rastro de la palanca de cambios manual. Aun así, se respira un aire familiar. El diseño del cuadro de instrumentos y la pantalla central, los asientos delanteros o el acabado del salpicadero en la zona del acompañante evocan al R5 “de siempre”. Solo el cariño puede llevarte a construir un coche nuevo así, tan orgulloso de su propia historia.

Conduzco por primera vez el Renault 5 más moderno y os confieso que es difícil no quedar enganchado a él de manera instantánea. Reacciona rápido a los giros de volante, tiene potencia y sobre todo, tiene alma. En medio de este silencio, fruto de su propulsor eléctrico, puedo escuchar incluso mis propios pensamientos “¿y si me he enamorado de un coche eléctrico?” 

Probamos el Renault 5 clásico y el e-Tech frente a frente: enamorarse por partida doble

Incluso un amante incondicional de los coches clásicos como yo puede disfrutar al volante del Renault 5 e-Tech. Todo en él funciona como debe: el motor responde con una patada enérgica desde el mismo instante en el que piso el acelerador a fondo, las pantallas digitales obedecen a mis órdenes y el tacto de la dirección y la suspensión es simplemente sublime. Estoy ante uno de los primeros coches eléctricos pequeños de precio contenido creado para todo el mundo y sí, me encanta el resultado.

Pero no puedo evitar mirar de reojo al R5. Llega la hora de probarlo y ni la ausencia de dirección asistida o aire acondicionado logran borrarme la sonrisa. Tras unos minutos quedo completamente prendado. En este preciso instante no echo nada en falta. Bueno, quizá una cinta de casette de Los secretos, La dama se esconde o Alaska y Dinarama para completar la experiencia. Me gustaría tener otra oportunidad para reencontrarme con el R5, porque este flechazo ha sido breve, pero intenso. Y ya no pediría nada más.

Nacido del cariño

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Este encuentro no habría sido posible sin el hombre que supo verle futuro al proyecto: Luca de Meo. A su llegada a Renault rescató del recuerdo al icónico R5, y lo transformó en un homenaje con alma eléctrica. Lo llama su “primer hijo en Renault”, así lo cuenta en R5: la belle histoire, una carta de amor disfrazada de cuaderno.

Luca de Meo se lo dedica a los entusiastas del motor porque en realidad, el Renault 5 e-Tech, está pensado también para ellos. El Renault 5 e-Tech tiene todas las comodidades de un coche moderno, el corazón eléctrico e irradia el cariño que se puso durante su desarrollo por todas partes. Antes de juzgarlo, condúcelo. Solo entonces sabrás de lo que hablo. 

Para nosotros ha sido una mañana excepcional, conociendo en primera persona un pedazo de la historia de la marca del rombo que hemos querido compartir en este reportaje. Y que el amor dure lo que tenga que durar. Pero que no se nos olvide nunca cómo fue.

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