Nos ponemos a los mandos de la versión más deportiva del Q7 para analizar cómo se comporta.

En 2019 se lanzó el último Audi Q7, que dada la presencia del Audi Q8, se postulaba como la opción de los que buscan un SUV grande muy habitable. Pero no por ello se ha dejado de prescindir de una variante deportiva bajo las siglas SQ7, que ha llegado a estar disponible con dos motorizaciones diferentes, pero que ahora se mantiene en el mercado con la que aquí probamos en profundidad.
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Prueba Audi SQ7: ¿qué le diferencia?
Audi nos tiene acostumbrados a preparaciones deportivas para sus modelos no muy llamativas, sobre todo si hablamos de los “S”. Este Audi SQ7 es un claro ejemplo, ya que la gran diferencia la encontraremos en la característica parrilla “Singleframe” que ahora está formada por lamas dobles. También puedes apreciar que las rejillas colocadas en ambos lados del paragolpes tienen un entramado de panal de abeja o los retrovisores con las carcasas en gris. Sumaremos también los logos identificativos, así como cuatro poderosas salidas de escape que no terminan de llegar al embellecedor.

Tampoco me olvido en este Audi SQ7 de las poderosas llantas que equipa. De serie son de 20 pulgadas, pero como podrás apreciar en las fotografías las aquí presentadas son las opcionales de 22’’ (5.800 euros). Suma también que el color de la carrocería forma parte del catálogo de “Audi Exclusive” (6.225 euros), ya que de serie es el “Blanco Carrara”, y los frenos carbocerámicos (420 mm delante y 370 mm detrás) de 11.870 euros.
De cara al interior de este Audi SQ7 otros pocos detalles. De primeras asientos deportivos en cuero en color “Beige Nácar” (1.535 euros), distintas inserciones en aluminio mate cepillado, umbrales de las puertas con iluminación, así como los pedales y el reposapiés fabricados en acero inoxidable. Y una pantalla específica denominada “performance” para el panel de instrumentación de 12,3 pulgadas que muestra el cuentarrevoluciones en el centro.

Prueba Audi SQ7: su comportamiento
Apretamos el botón redondo que encontraremos en la consola central y nos saluda el V8. ¡Por favor, qué sonido más bonito para los oídos! Hay que recordar que bajo el capó este Audi SQ7 cuenta con un bloque TFSI de 4 litros con nada menos que 507 CV y 770 Nm de par motor. Gracias a él se pueden alcanzar los 100 km/h en apenas 3,8 segundos gracias al trabajo del cambio automático tiptronic de ocho velocidades y la tracción quattro.
Pero esta melodía no creas que desaparece en marcha como un fuego de artificio. No, amigo. En unos primeros compases en los que el cambio es algo brusco a la hora de hacer maniobras (algo habitual en el Grupo Volkswagen últimamente) sigue llenando tu sentido del oído de grandes experiencias, sea cual sea el modo de conducción escogido, aunque está claro que en el Dynamic es la banda sinfónica en todo su esplendor.

Hablando de los citados modos, los conocidos como Audi drive select, tienes a tu disposición muchas opciones con el citado Dynamic, más los Auto, Comfort, Efficiency, allroad y offroad. Estos dos últimos me parece que los usarán poco los clientes de este Audi SQ7 (más con estas llantas montadas), pero podrían ayudar en casos de lluvia intensa o nieve en la carretera. Para los más sibaritas también tienen disponible un Individual que permite modificar la propulsión, el tren de rodaje, la dirección y el sonido del motor. Quizás no sean muchos, pero sí los indispensables.
Mientras me dirijo a una carretera de curvas en la que poner a prueba a este Audi SQ7 como se merece aprecio los esfuerzos realizados para reducir los consumos. Lo sé, quien se compra este coche no mirará mucho ese aspecto, pero a las marcas les aprietan mucho en este aspecto y tienen que bajar décimas de donde puedan. En este caso, en el panel de instrumentación nos indica que circulamos con solo cuatro cilindros a velocidades constantes y también llega a desacoplar el cambio para circular a vela si soltamos el acelerador. Pese a esto lo normal es moverse un poco por encima de los 10 litros de media, subiendo peligrosamente en cuanto nos animemos un poco con el acelerador como también pasa en los entornos urbanos.

Llegamos a nuestro lugar de destino y activo el modo Dynamic sin pensármelo. El cambio en modo manual pese a que las levas me parecen un tanto pequeñas (también puedes hacerlo con el pomo) y empieza la fiesta. La dirección del Audi SQ7 es muy obediente y maneja los 2.350 kg del conjunto de una forma abrumadora. Su tacto es un tanto duro, de deportivo, pero no demasiado. Al mismo nivel se encuentran las suspensiones, idóneas para este tipo de conducción ya que equipa de serie las adaptativas “sport”, que con la dirección a las cuatro ruedas hacen un conjunto muy dinámico.
Con semejante potencia bajo el acelerador no te extrañará que te diga que este Audi SQ7 empuja mucho. Gracias a una configuración de su tracción quattro 40:60 (puede modificar estos porcentajes si hay baja adherencia en algún eje) sentía como a 2.000 rpm el SUV alemán me empezaba a abrazar, para lanzarme a las 3.000 rpm y seguir estirando hasta las 5.000 rpm donde ya es la bomba. Y teniendo en cuenta que contaba con frenos carbocerámicos, pocas preocupaciones a la hora de disminuir la velocidad. Cómo trabajan.

Tras terminar la ruta planeada para este Audi SQ7 te dejo un consejo útil. Al llegar a este tipo de tramos no te olvides de quitar el control de carril, porque de lo contrario te estarás “pegando” con la dirección todo el rato al ser bastante intrusivo.
Prueba Audi SQ7: los rivales
Está claro que el primer rival claro del Audi SQ7 lo tiene en su misma casa con el Audi SQ8. El tema del diseño te dejo a ti elegir cuál es mejor, pero en comportamiento encontrarás modelos muy parecidos en cuanto a dinámica, pues nuestro protagonista apenas suma 5 kg más a la báscula respecto al SUV coupé. En precio también es más económico (120.770 frente a 127.060 euros).

Y hablando de precio, el Audi es más caro que por ejemplo el BMW X5 M50i (114.547 euros de partida), que cuenta con una potencia superior de 530 CV, pero que es más lento en aceleración (0-100 km/h en 4,3 segundos). También perdería en esa medición el Mercedes-AMG GLE 53 (103.241 €) que se queda en 5,3 segundos, pero en su caso con 435 CV aunque con la ventaja de contar con un sistema de hibridación ligera.
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