Emplear la carga rápida o la carga lenta dependerá de las necesidades que tengas con tu coche eléctrico. Si el tiempo apremia, lo mejor es la carga rápida, pero hay excepciones.

Los coches eléctricos que se venden en la actualidad pueden recargar sus baterías a través de dos fuentes distintas: una toma de corriente alterna o una de corriente contínua. La gran diferencia entre ellas reside en la potencia y el tiempo que necesitan para restaurar la energía eléctrica de las baterías. No solo eso, además influyen otros factores que debes tener en cuenta para mantener la batería eléctrica de tu coche en perfecto estado.
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Diferencias entre carga rápida y carga lenta
La carga rápida es aquella que se realiza a través de una toma de corriente continua con una potencia relativamente alta , aunque depende de cada vehículo. La gran mayoría de ellos admiten potencias de, al menos, 100 kW mientras que los más prestacionales, lujosos y exclusivos anuncian una potencia máxima de hasta 320 kW ( Audi e-Tron GT , Porsche Taycan o incluso la Tesla Cybertruck , por ejemplo).

La carga lenta es posible mediante tomas de corriente alterna con una potencia más reducida. Muchos fabricantes establecen el tope en 11 kW , aunque una tendencia en alza es la de ofrecer una versión alternativa que, a través de la carga lenta, sea capaz de gestionar hasta 22 kW de potencia durante la carga.
Como su nombre indica, la primera de ambas comprende un tiempo de espera de entre 20 y 60 minutos para cargar del 20 al 80 por ciento de capacidad de la batería. Los cargadores de carga lenta se demoran en el tiempo por encima incluso de las cuatro o cinco horas.

Los primeros están pensados para instalarse como punto de uso público, especialmente en gasolineras o las denominadas “electrolineras”. Aquí el apremio por recargar lo antes posible es fundamental, pues sirven como “punto de control” si durante un largo viaje en carretera tu batería se queda sin energía.
Los segundos están diseñados para que la rapidez de carga no sea un problema, pues lo más normal es instalarlos en una vivienda personal o en el parking de una oficina para recargarlos durante la noche o la jornada laboral.
¿Cuál es mejor?
A priori, parece más interesante la carga rápida en cualquier circunstancia, porque con un extra de potencia es capaz de restablecer la energía eléctrica de la batería en un tiempo de espera mucho menor. ¿Quién querría elegir cargar más despacio pudiendo hacerlo más rápido sin ninguna condición?

En realidad, sí hay varias, una de ellas es el precio, que es bastante mayor en el caso de los cargadores de corriente continua. El precio del kWh es mayor (de entre 0,4 y 0,75 kWh según el proveedor frente a los 0,10 o 0,20 kWh en una vivienda. Aunque diversos estudios tratan de demostrar que las cargas rápidas no degradan la batería eléctrica, es recomendable evitar exponer la batería a altas temperaturas, ya sea mediante una exigencia elevada durante la carga o en su exposición en zonas muy calurosas.
En España el precio de cargar un coche eléctrico en casa variará en función de:
- La tarifa contratada
- La potencia
- El momento del día en el que tenga lugar la recarga
Sobre esto último, durante las horas valle el precio puede llegar a ser de 3 céntimos por kWh, mientras en horas punta podría superar los 20 céntimos por kWh (tarifas de empresas como Iberdrola, Endesa o Naturgy, por ejemplo).
Precio estimado de recarga de un coche eléctrico en casa
Pongamos un ejemplo: Un coche completamente eléctrico como el Citroën ë-C3 con 43,7 kWh de capacidad neta precisa de unas 7 horas y 10 minutos para cargar por completo su batería a una potencia de 7,3 kW. Si el precio por 1 kWh es de 0,15 euros, el precio total por recargar la batería eléctrica completamente se situaría en 6,5 euros, aproximadamente.

Según nuestros cálculos, recorrer una distancia de 1.000 km con el Citroën e-C3 bajo estas condiciones de carga (precio, consumo) y teniendo en cuenta su autonomía combinada homologada (326 km), tendría un coste de 19,5 euros, aproximadamente . Existen muchas variables a tener en cuenta , como que carguemos a una hora valle o que la potencia contratada sea de 11 kW en lugar de 7,3 o que instalemos placas solares para reducir la dependencia de la energía contratada, pero para hacernos una idea, es suficiente.
¿Qué es más barato?
La instalación de un cargador que funciona mediante corriente alterna es más económica , también la más común. El precio del módulo y de la instalación dependerá de la potencia máxima que ofrecerá , también del tipo de instalación.

Tendrás que informarte si la instalación actual de tu vivienda, tu lugar de trabajo o donde elijas admite cargadores de corriente alterna trifásica (de 11 kW) o si, por el contrario, esta actualización tendrá un precio extra.
Por norma general, las más baratas son las instalaciones monofásicas de 7,4 kW de potencia , aunque te recomendamos informarte sobre las promociones de la marca o de la propia empresa de energía, que podrían reducir el precio fino de las más potentes hasta un valor interesante acortando las distancias con el monofásico.
Dependiendo de la tecnología (algunos cargadores pueden gestionarse con aplicaciones móviles, lo que los hace más caros) y la potencia , un cargador puede costar desde los 300 hasta por encima de 1.500 euros . Además, la instalación tiene un coste comprendido entre 1.000 y 3.000 euros , sin embargo, parte de esta importación puede deducirse a través del Plan MOVES .
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