La naturaleza nos ofrece formas prácticamente perfectas en términos aerodinámicos, pero por varias razones que aquí repasamos no se pueden extrapolar a la carrocería de un coche.

La irrupción del coche eléctrico ha puesto un especial énfasis dentro del gremio de los diseñadores de automóviles en reducir el coeficiente de resistencia (expresado por las siglas Cx) al máximo, en la búsqueda de aumentar todo lo posible la autonomía de sus baterías. Por ello nos ha parecido interesante rescatar un reportaje publicado en la revista de Porsche Engineering Magazine que explica cómo sería un coche aerodinámicamente perfecto.
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Para tener una explicación de un experto, en el artículo se recurre nada menos que al Jefe de Aerodinámica y Gestión Térmica de Porsche Engineering, Marcel Straub. El ingeniero lo tiene claro: “Si los vehículos se diseñaran únicamente teniendo en cuenta este aspecto, probablemente se parecerían a una lágrima. Esta cuando se desplaza por una superficie es redonda en la parte delantera y muy fina en la parte final. Esta forma permite que el aire fluya con una resistencia particularmente baja, dado que no hay estela ni arrastre en contra del sentido de avance”.

Hasta aquí la teoría la tenemos clara, pero cómo podemos transformar esa idea a una cifra numérica. Pues debes saber que en el caso de una lágrima su coeficiente de resistencia Cx es de tan solo 0,05. Esta cifra es imposible de conseguir actualmente en un coche de calle y para que nos hagamos una idea, un Porsche 911 GT3 lo tiene en 0,34.
La razón principal que se esgrime en el reportaje de Porsche para no utilizar la forma de una lágrima para el diseño de la carrocería de un coche es que la funcionalidad del habitáculo se vería seriamente comprometida. Sería muy difícil aprovechar el espacio interior, el maletero sería ínfimo y no habría hueco ni para el vano motor delantero.
Luego tenemos el tema de las ruedas, que como ves en los monoplazas en muchos casos son carenadas. Esto es porque a su alrededor se crean turbulencias con el aire que provocan pérdidas de energía. Lo curioso es que el escritor del artículo comenta que esto se podría solucionar mediante la levitación magnética. Ciencia ficción hoy en día.

Pero indagando un poco en esa elevación del coche en cuestión, los expertos indican que tampoco ayuda para la aerodinámica que el coche vaya a pocos centímetros del suelo. Lo idóneo sería que volara a más distancia del asfalto, como lo podrían hacer esos taxis aéreos que ya se están desarrollando como el de Suzuki.
Aunque lo mejor de todo llega cuando se explica que existe una forma en la naturaleza todavía más aerodinámica que una lágrima, un pingüino. Este animal cuando avanza horizontalmente alcanzar un Cx de solo 0,03. Pero de nuevo todas las limitaciones antes descritas frustrarían un diseño de un coche con la forma del ave.
Para los más curiosos del motor se recuerda que ha habido varios prototipos presentados el siglo pasado con esa forma de lágrima. Se cita el Alfa 40/60 HP Aerodinamica fabricado en 1914 o el Schlörwagen de 1939.
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