Los acabados y materiales del Mazda2 lo colocan por encima de la media de su segmento. A esto suma una dinámica atractiva y un motor que consume poco.

Elegancia y cierta deportividad, el Mazda2 es uno de sus utilitarios que por su diseño destacan en su categoría. Tras su última actualización, principios de 2020, el modelo japonés se quedó solo con la motorización de 90 CV con posibilidad de elegir entre cambio manual (el aquí probada) o automático, incorporando un sistema de hibridación ligera (M Hybrid) que le permite obtener la etiqueta ECO de la DGT.
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Prueba Mazda2: interior de calidad
Vaya por delante que nuestra unidad de pruebas estaba equipada con el acabado Signature, el más alto de la gama del Mazda2. Gracias a ello encontraremos unos materiales con una calidad del segmento compacto, como en los plásticos de la parte alta del salpicadero (en la zona baja y puertas son algo más duros, habituales en esta categoría), el cuero de ante en tono gris, un volante de excelente tacto y botones, así como unos asientos de cuero cuya única pega es su color blanco (no me convence esta tonalidad por cómo se ensucia con el tiempo).

El resto del conjunto del puesto de mando del Mazda2 se mantiene en su línea minimalista, que produce un descanso visual cuando conducimos. Los mandos giratorios tienen un buen tamaño, para ser manejados mejor en plena conducción, contando con los botones justos y con ese HMI Commander (la ruleta de la consola central), ideal para interactuar con la pantalla multimedia.
Y llegamos aquí a una de las claves del interior del Mazda2. Si eres de los que buscan la última tecnología en pantallas en tu próximo coche, el japonés no será tu elección. La central se queda en 7 pulgadas, ya pequeña frente a otros rivales, con gráficos que denotan que tienen unos pocos años encima y la cámara trasera, pese a ser 3600, no es muy nítida. Aún con esto, no le falta nada de lo imprescindible y se mueve entre secciones de forma rápida.

Tampoco existe posibilidad de panel de instrumentación digital, volviendo a presentar uno analógico con el cuentarrevoluciones en la posición central y con gran tamaño, como en los deportivos. Por encima queda el Head-up Display (de serie desde el acabado Zenith) con una buena visibilidad, que de nuevo vuelve a elevar la calidad del conjunto tecnológico del Mazda2.
Pasamos a la zona trasera del Mazda2 donde el espacio es correcto para dos personas, ya que la central debería convivir con un túnel central algo elevado. Como la anchura tampoco es su fuerte, lejos de un Volkswagen Polo o un Hyundai i20, y de altura no va sobrado, podríamos decir que el modelo japonés está muy orientado para solteros o parejas. Lo refrenda el maletero cuya capacidad se ha visto reducida a 250 litros (-30 litros al instalar el sistema híbrido), alejándolos de sus rivales que normalmente superan los 300 litros.

Prueba Mazda2: su conducción
Si bien en el apartado de habitabilidad el Mazda2 no saca buena nota, la cosa cambia cuando hablamos de dinámica de conducción. Para empezar, en estos asientos encontrarás alta comodidad, así como un agarre por encima de la media del segmento. Pese a que las ventanas parecen pequeñas, podrás comprobar desde dentro que la visibilidad no se ve comprometida.
Como comentaba al principio, el Mazda2 solo está disponible con una motorización híbrida de 90 CV (antes tenía también de 75 y 115 CV gasolina, así como 105 diésel). Cuando acudí a la presentación de esta cuarta generación, allá por 2015, ya elegí como ganador al propulsor de esta potencia porque me parecía el más equilibrado para combinar viajes en ciudad y en carretera. La diferencia es que ahora se ha cambiado la transmisión a una de seis velocidades (antes eran cinco), que junto a unos desarrollos algo largos y el no contar con turbo, hace que a veces parezca perezoso en sus reacciones.

Menos mal, que como en todo Mazda, el tacto de la caja de cambios es excelente, por lo que no te importará cambiar más de la cuenta para llevar el ritmo adecuado a tus necesidades. Con la hibridación también se ha mejorado la respuesta del “i-stop”, que ya era rápido de partida, mientras que su chasis (recordemos que antes llevaba más potencia sin problemas) y dirección le aportan una calidad de rodadura de las mejores de su categoría. Y a todo esto suma el sistema G-Vectoring (envía más par a la rueda exterior para mejorar el giro) de serie en todos los acabados, tecnología puntera entre los utilitarios.
Quizás también esperaba algo más de aislamiento en carretera para este nuevo Mazda2, ya que el ruido aerodinámico y el sonido del motor se cuelan en el habitáculo. Como contraprestación están los excelentes consumos. Ya sin hibridación eran de nota y durante el tiempo que tuve el coche de pruebas pude registrar un excelente 5,1 litros en todo tipo de carreteras y trayectos.

Prueba Mazda2: ¿qué equipamiento escoger?
En Mazda tienen una política de equipamientos bastante cerrados y en los que algunos elementos no dejan lugar a elección. Me refiero, por ejemplo, a que en este acabado Signature la tapicería es siempre blanca o en el Origin de acceso a la gama es una combinación de tela marrón y negra. Lo mismo se podría decir de las llantas con una opción de 15 pulgadas y otras dos más de 16’’. Aunque otros muchos conductores me dirán que así se quitan dolores de cabeza en la compra.
Sin enrollarme más, el Mazda2 cuenta en nuestro país con cuatro equipamientos disponibles (Origin, Black Tech Edition, Zenith y Signature). El primero de ellos es muy buen punto de partida por el equipamiento del que dispone, pero por apenas 600 euros más te llevas el Black Tech Edition. Además con este, y en total exclusividad, puedes optar por el cambio automático que te subirá la tarifa otros 2.450 euros (me quedo con el manual seguro).

Respecto al Signature hay que decir que su dotación es muy buena, casi de un segmento superior, pero quizás con lo que tiene el Zenith te podría valer. Como conclusión, yo me quedaría entre el Black Tech Edition y el Zenith (solo 1.000 euros de diferencia), decantándote por uno u otro dependiendo del presupuesto disponible.
Prueba Mazda2: los rivales
La hibridación y las etiquetas ECO cada vez son más prolíficas en el segmento de los utilitarios (el segundo por ventas en nuestro país en el momento que escribo esta prueba), pero las marcas llegan a ella de diferentes maneras. De los primeros que te propongo son aquellos que lo hacen mediante hibridación ligera como nuestro Mazda2.

La segunda opción son modelos que disponen de una hibridación convencional sin cables (todavía no hay ningún híbrido enchufable de tan reducido tamaño).
Y como última posibilidad encontramos al Ford Fiesta que funciona con gasolina o GLP o el SEAT Ibiza que opta, como en otros modelos del Grupo Volkswagen, por el GNC.