Las temperaturas extremas afectan mucho al estado del asfalto y, por ende, a los coches. Cuando los termómetros superan los 40ºC, el asfalto puede rebasar incluso la barrera de los 80ºC.

Las olas de calor son cada vez más frecuentes y agresivas durante el verano. En los últimos años estamos teniendo temperaturas superiores a los 40 grados y según la Agencia Española de Meteorología (Aemet) durante estos primeros días de agosto 2024 podemos alcanzar los 45 grados en algunas ciudades como Córdoba, Jaén y Toledo.
Conducir con calor es tan peligroso como hacerlo borracho
Con calor o frío, la vida sigue y nosotros continuamos usando nuestros coches para trasladarnos a nuestros trabajos o iniciar o volver de las vacaciones. Con temperaturas en el asfalto en donde casi podemos freír un huevo, ¿cómo afecta esta temperatura a las carreteas?
Cuando la temperatura rebasa los 45ºC se acelera la deformación de la carpeta asfáltica, haciendo que aparezcan roderas y ondulaciones. En caso de que las deformaciones no se reparen de inmediato comienzan a acumular agua situación que puede comprometer la seguridad de los usuarios. Por otra parte, si el agua se filtra a las capas de base y sub-base ocasiona que éstas pierdan su capacidad de soporte debido a la humedad. Otro efecto de las altas temperaturas en el asfalto es la alteración del módulo de rigidez del pavimento, provocando sensibilidad en él y por consecuencia agrietamiento o hasta una deformación estructural.
¿Cómo afecta el calor del asfalto a los neumáticos?
El verano se ceba con los neumáticos. Si el firme de la carretera es irregular o está dañado, la temperatura puede aumentar más aún, por lo que deberemos andarnos con mucho ojo en los trayectos largos y moderar la velocidad si vemos defectos en la vía.
Nos explican desde Itevelesa, red de estaciones de ITV, que calculando que las olas de calor suelen alcanzar una temperatura media de 40 grados y teniendo en cuenta que el asfalto puede alcanzar incluso el doble de temperatura, las consecuencias para un neumático, el cual está formado por un elemento de caucho montado sobre una llanta metálica y relleno de aire, pueden ser críticas.
Si los neumáticos de nuestro coche tienen un exceso de presión en ellos, el desgaste de estos será superior en el centro de la banda de rodadura, aumentando la distancia de frenado y disminuyendo el agarre de nuestro vehículo en las curvas, además de amortiguar en menor medida las irregularidades del terreno.

El problema viene dado si nuestros neumáticos no están en perfectas condiciones (algún corte, deformación, bordillazo, etc…), lo cual puede provocar que la carcasa termine de ceder y se produzca un reventón, ocasionando un gran problema si nos encontramos circulando en dicho momento.
Es muy importante comprobar que los neumáticos se encuentren en perfecto estado antes de iniciar cualquier tipo de viaje como primer paso. Pero, sobre todo, es imprescindible revisar que la presión es la adecuada y para ello hay que medirla en frío, con apenas 4 o 5 kilómetros recorridos.
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