La aprobación de la nueva normativa de coches históricos y algunas facilidades han permitido que este tipo de vehículos sigan circulando.

No es sencillo para los propietarios de coches clásicos. Realmente nunca lo ha sido. Tienes que buscar recambios que probablemente tengan o un precio prohibitivo o su disponibilidad sea prácticamente nula. Hacemos “auténticos malabares” para mantener nuestros coches a pleno rendimiento y, por suerte, ahora existen muchas opciones para que el laborioso trabajo de disfrutar de un coche clásico se haga más sencillo. Te las contamos en este artículo.
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Lo que hacen las impresoras 3D
Las impresoras 3D han cambiado para siempre el mundo de los coches clásicos. Hay quienes tratan de mantener piezas originales a toda costa, y a nosotros en Auto10 nos parece también correcto.

Para todos aquellos que no puedan acceder de ninguna forma a algunos recambios de su coche clásico, fabricar piezas nuevas gracias a impresoras 3D te permite volver a disfrutar de la restauración con una mayor disponibilidad. Voy a poner un ejemplo personal. Las tapas de las llantas de mi coche, un modelo que nunca se vendió en España y con más de 30 años a sus espaldas, son imposibles de conseguir.
Quizá tengas la dicha de toparte con alguna que otra en desguaces locales pero piezas como esta de plástico son verdaderos rara-avis y traer los recambios originales de Estados Unidos supone multiplicar el presupuesto asumiendo costes de aduanas, envíos y el importe de la propia pieza. Así pues, con un archivo de ordenador en el que se diseñe la pieza puedes reproducirla con muy buena calidad.

Existen también escáneres que permiten digitalizar el aspecto de un repuesto para duplicarlo con impresión 3D. Para los guarnecidos de plástico del interior, grapas de plástico o tapones es una solución perfecta, más barata, accesible y simple.
Si quieres hacer todo este proceso por tu cuenta necesitarás algunos conocimientos básicos y una impresora 3D. Son bastante voluminosas y su precio puede rondar entre 1.000 y 5.000 euros. También hay empresas que hacen el trabajo por ti, lo que resulta mucho más económico.
Los Restomod
Los fabricantes de coches, a sabiendas de que a los nostálgicos nos encanta revivir cómo eran los vehículos hace décadas, realizan trabajos de restauración en los que unen motores eléctricos con carrocerías “vintage”.

Estos proyectos se denominan Restomod y tratan de combinar lo mejor de la tecnología moderna con la imagen de antaño. Entre los muchos ejemplos que existen nos encontramos el Opel Manta GSE, el HWA EVO o el Lancia Delta Futurista de Automobili Amos.
Muchos han pasado a comercializarse como los trabajos de Singer en los Porsche 911 o el último Ford Escort RS MK1. Más allá de mantener o no la originalidad del coche clásico, permiten disfrutar a nuevas generaciones de diseños de otra época con tecnología actual.

Por desgracia estas adaptaciones, si llegan al mercado, no tienen un precio asequible. Y si lo que buscas es revivir la experiencia de conducir un coche como este tal cual se diseñó, tendrás que buscar mucho más a fondo con un proyecto de segunda mano y mucho tiempo disponible para arreglarlo poco a poco.
No son restomod como tal pero no cabe duda que tanto el Renault 5 e-Tech como el Alpine A290 o el Renault 4 e-Tech hacen honor a los coches originales en los que se inspiran gracias a una estética muy inspirada en sus predecesores. Sí, todos ellos albergan un propulsor eléctrico y son algo más caros que un coche de combustión equivalente pero, logran conectar pasado y presente, al menos, en cuestión de diseño.

Los primeros en llegar fueron los Fiat 500, Ford Mustang o el Volkswagen New Beetle y a ellos se han sumado otros muchos ejemplos de coches inspirados en el pasado, para aquellos que no quieren dejar de recordar cómo era antes el parque automovilístico. Una cosa está clara, los diseños inspirados en coches clásicos gustan y han venido para quedarse.
Swap a motores eléctricos
Un Swap suele referirse en el mundo de la automoción a un cambio de motor. Para seguir circulando como antaño muchos propietarios recurren a instalar un motor eléctrico a través de empresas especializadas. Esta práctica es mucho más común en países como Reino Unido y Estados Unidos.

Modelos populares como el Mini Cooper, el Volkswagen Beetle o la Volkswagen Transporter T1 reciben varias modificaciones que les permite recorrer varios kilómetros con kits de baterías y propulsores eléctricos que se instalan sobre el chasis original. Empresas como EV Europe disponen de kits de conversión, aunque su precio puede resultar elevado, de hasta 30.000 euros.

Otras empresas como eClassics restauran por completo la mítica T1 con el objetivo de añadir equipamiento actual como los faros full led o un cuadro de instrumentos digital. Su precio se sitúa por encima de los 60.000 euros.
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